Todo lo que necesitas saber de la vuelta a la normalidad del MWC
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El MWC en datos
Fira Gran Vía en L’Hospitalet de Llobregat llenará siete pabellones con 1.500 expositores y contará con más de 1.000 ponentes de los que el 95% intervendrán de manera presencial, según la GSMA. La organización del evento prevé recibir entre 40.000 y 60.000 asistentes, muchos más que los de la edición de 2021 pero todavía muy por debajo de las 110.000 personas que el evento consiguió reunir en 2019 antes de la pandemia. El Gremio de Hoteleros de Barcelona calcula una ocupación del 65% que rondará las 18.000-20.000 habitaciones. Se calcula que el congreso generará, además, 6.700 empleos temporales.
Ausencias y un veto inesperado
Otro indicador de la vuelta a la normalidad es la mucho menor ausencia de grandes marcas – faltarán Lenovo y Sony – en comparación con la veintena que faltó el año anterior. Ya lo avisó el CEO de GSMA, John Hoffman, «hay un gran interés en la cita, pero este año los asiáticos no vendrán».
Por otra parte, ante el conflicto creado en Ucrania, GSMA ha anulado el pabellón ruso, lo que supone que 20 empresas procedentes de la Federación Rusa no puedan participar: «Nosotros vamos a seguir la lista de empresas sancionadas por el gobierno de EEUU. Al resto de empresas rusas, les instamos a que hagan lo correcto», indicaron fuentes de la GSMA tras el inicio del conflicto y de las sanciones a nivel mundial.
Asimismo, en esta convocatoria se recuperan espacios tradicionales como el pabellón de España con 35 empresas expositoras, el papel de la mujer y su inclusión en la tecnología (Diversity4Tech), en los verticales (IndustryCity) y el foro de las startups (4YFN).
Huelgas y refuerzos… otra vez
Vuelve el MWC a Barcelona, aunque los miles de asistentes tendrán que adaptarse a una huelga convocada por los maquinistas de Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC) que ya en otras ediciones vieron la oportunidad de visibilidad que les da la importancia de este evento a nivel institucional. Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) reforzará el servicio de metro y pondrá en marcha un bus lanzadera para facilitar la movilidad de los congresistas.
El 5G y el metaverso, los reyes del contenido
A nivel de contenido el centro de todas las conversaciones será el metaverso, que se prevé que genere más de 800.400 millones de dólares en 2028, según Accenture. Según sus datos, en 2021, las empresas duplicaron su apuesta por la realidad virtual y aumentada, con un 88% de las organizaciones mundiales invirtiendo en tecnologías para crear entornos virtuales.
Como dato, Telefónica (cuyo presidente ejecutivo, José María Álvarez-Pallete, acaba de ser elegido nuevo presidente del consejo de GSMA hasta 2022) ha sido una de las principales valedoras del MWC y en esta edición recupera espacio en la Fira, con gran despliegue de directivos y encuentros con inversores. Su estand tendrá casi 1.000m2 y contará con una réplica digital en el metaverso, donde presentará sus propuestas de valor y transformación digital. También Vodafone tendrá una fuerte presencia en el congreso.
Y una pregunta en el aire…
¿Conseguirá Barcelona la renovación del Mobile World Congress más allá del año 2024? Las administraciones quieren cerrar un acuerdo de larga duración que puedan presentar estos días, pero GSMA opta por la prudencia a la espera de ver cómo se desarrolla la actual edición. Se trata de una negociación con muchos interlocutores: el Ayuntamiento de Barcelona, la Generalitat de Cataluña, el Ministerio de Asuntos Económicos y Fira de Barcelona, que es quien lidera las conversaciones ante la GSMA.
Recordemos que en 2020 se prorrogó la realización de la feria en Barcelona un año más, hasta 2024, como una manera de compensar la no realización del evento ese año por la pandemia del coronavirus. En julio de 2015 se firmó el último gran contrato para realizar el MWC en Barcelona entre los años 2018 y 2023, un acuerdo de seis años que se pretende reeditar en las actuales negociaciones. La GSMA solía cerrar los acuerdos con varios años de antelación -el actual periodo se cerró en 2015- pero la inestabilidad política e institucional en Barcelona tras el referéndum del 1 de octubre de 2017, sumada a la llegada posterior de la pandemia, pospuso una firma que tendría que haberse producido en 2020.