El Parlamento Europeo se pone serio con el ‘green washing’ y tendrá su impacto en eventos
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La nueva legislación contempla que las empresas que no cumplan la nueva normativa podrán enfrentarse a multas de hasta el 4% de su facturación anual, excepto las empresas con menos de 10 empleados y una facturación anual inferior a los 2 millones de euros, que estarán exentas.
La directiva europea, en proyecto desde hace años, prohibirá ahora cualquier uso de declaraciones medioambientalmente engañosas o vagas, y su introducción por parte de los Estados miembros representa el cambio más significativo en 50 años en relación a cómo se comercializan y se comunican los productos a consumidores y prescriptores, lo que incluye lógicamente cualquier acción presencial de marketing y comunicación.
La directiva, que fue aprobada con 593 votos a favor, 21 en contra y 14 abstenciones, fue defendida por la parlamentaria Biljana Borzan (S&D, HR) para quien “esta ley cambiará la vida cotidiana de todos los europeos. Nos alejaremos de la cultura del usar y tirar, haremos más transparente el marketing y lucharemos contra la obsolescencia prematura de los bienes. Lo más importante es que las empresas ya no podrán engañar a la gente diciendo que las botellas de plástico son buenas porque la empresa ha plantado árboles en alguna parte, o decir que algo es sostenible sin explicar cómo».
La nueva ley evitará así bochornosos fraudes como el de la FIFA, que presumió sobre la neutralidad en carbono del pasado mundial de fútbol de Quatar, y que ha sido cuestionada hace unos meses por la Commission for Loyalty que regula la publicidad en Suiza. En su informe determinó que la FIFA infringió las normas contra la competencia desleal al hacer afirmaciones sobre el torneo que no se podían probar, al tiempo que utilizaba controvertidas medidas de compensación que no cumplirían las normas suizas. La FIFA, que tiene su sede en Suiza, ha sido advertida de que «se abstenga» de volver a hacer tales afirmaciones.
El mensaje de que Qatar sería la «primera Copa del Mundo neutra en carbono» ocupó un lugar destacado en los preparativos del torneo, a pesar de que las estimaciones apuntaban a que el torneo generaría más CO2 que cualquier evento anterior. La FIFA afirmó que estas emisiones se «compensarían» mediante, por ejemplo, la plantación de jardines alrededor de los estadios. El regulador suizo consideró que estas afirmaciones no estaban probadas ni eran demostrables.