Lecciones de Steve

Acabo de leer la increíble biografía de Steve Jobs. Que quede claro que no soy fan del personaje (¡¡ni tengo Mac, qué asco!!…) y que veía este libro como demasiado sensacionalista. Pero es un 10, sin duda. Y para el obsesivo de los eventos que soy, me trae unas reflexiones:

Implícate en tus eventos. Steve Jobs iba el día antes, se sentaba donde estaría el público, pedía cambios de luz, revisaba puntos de escenografía. Si bien era un intervencionista enfermizo (algo que no tenemos que ser), tomaba en serio el entorno, la sensación del público, hasta el más mínimo detalle, más que venir, hablar y ya está…

Menos es más. El minimalismo que aplicaba en sus presentaciones (un sofá ¡y ya está!) aseguraba la atención de la gente sobre el mensaje, y evitaba distracción. Una idea interesante cuando muchos eventos tienen escenografías con 4 pantallas además de varias lonas colgadas.

¡Camina! Sabemos que el cerebro funciona mejor cuando fluye la sangre, cuando nos movemos. Sus discusiones más importantes se hacían… dando un paseo. ¿Crees que tus asistentes seguirán pensando bien tras dos horas sentados? Piensa otra vez… Hace poco en una reunión nuestra pedimos a todos que se levantaran para apuntar sus ideas en un flipchart. En seguida esto estimula las ideas.

Estimula los contactos improvisados. Concebía sus oficinas de tal forma que estimularía los encuentros fortuitos. Steve era muy consciente de la importancia de la comunicación informal. Y no rehuía de esto, sino que lo estimulaba, consciente de que de allí surgirían mil ideas. ¿Por qué no aplicar este principio en este evento (en el diseño, el timing…)?

Sé distintivo. El target está saturado de mensajes. El hecho de tener unos elementos muy únicos es interesante a nivel de branding, de distinción. Desde su famoso jersey negro hasta el “ahhh, y una cosa más” al final de sus presentaciones, cuando añadía otro mensaje sensacional; Steve sabía ser distintivo, sabía innovar en mil cosas pero tener sus rituales.