¿Imaginas que el control de armas estuviera en tu briefing? En Nueva York sí
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Esta situación sitúa a los organizadores de eventos en una gestión complicada que debe resolver previamente al desarrollo del evento. No se trata de saber si las armas están permitidas (porque ahora lo están en cualquier lugar y momento), sino de si se desea que los participantes al evento no lleven armas de fuego, y de si tiene el derecho a restringir las armas dentro del espacio donde se celebra el evento.
Otro tema que deberán abordar es cómo gestionarlo con su compañía de seguros, cada vez más renuentes a cubrir a todo riesgo grandes eventos. Por ejemplo, si el evento es al aire libre en una zona semipública existe un riesgo mayor de que haya algún tiroteo al azar, algo que tiene que contemplarse en la póliza.
La recomendación de Joshua Grimes, experto jurista, a los organizadores de eventos neoyorquinos es que creen una política al respecto. Cada evento tiene que tener su propia política de armas de fuego por escrito, redactada junto con un abogado y publicada en el sitio web del evento. En esta declaración los organizadores pueden prohibir las armas, permitir que las lleven y que sean revisadas a la entrada, o que estén descargadas y ocultas en todo momento.
Si a este grave problema le sumamos la controversia política que rodea todo este tema y la sensibilidad de la opinión pública al respecto, el consejo es que la política adoptada por los organizadores sea políticamente neutral, clara, sin prejuicios y centrada en la seguridad. Además, recomienda advertir a los asistentes con anticipación para evitar polémicas en el evento.