El movimiento para
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El TARP (plan económico de Obama) incluso estipula que la organización de eventos y reuniones tiene que estar muy controlada. El sector vive mal este fenómeno y, según un sondeo online realizado por la revista Americana Special Events Magazine, el 68% de los entrevistados opinan que la tendencia actual de cancelar los eventos son «acciones de relaciones públicas para evitar el efecto AIG». El 28% opina que fue una decisión de negocios y el 2% no tiene opinión.
¡La resistencia se organiza! Una coalición de actores del sector (Special Events, Meetings.net, TBA Global y varias asociaciones) lanza una campaña que incluye una petición online que se transmitirá a políticos para demostrar la importancia de los eventos como fuente de empleo y de ingresos fiscales.
El sector también ha definido una serie de políticas para los beneficiarios del programa TARP (el programa económico de gestión de activos basura), que permitan asegurar que la política de eventos sea siempre justificada y no dé lugar a ser vista como frívola o poco moral para una entidad que ha recibido fondos públicos. Entre las medidas está el hecho de que los eventos importantes sean apoyados con una justificación clara («Business case»), que los procesos de decisión para estos eventos sean auditados, y que el importe de incentivos no sea superior al 15% de los ingresos anuales de los ganadores. Las reglas se pueden ver aquí