Una experiencia por Tanzania en busca de la esencia africana

Doha, el primer contacto de África. La verdadera aventura comenzó con el traslado en 11 avionetas privadas al Hotel Serena Lago Manyara, donde una bandada de flamencos rosados nos esperaban como recepción a nuestro almuerzo con vistas al mismo. ¡Fue al mejor estilo de Memorias de Africa! nos comenta Alvaro. Tras el almuerzo, el viaje continuó hasta las puertas de la reserva del Ngorongoro, el cual posee un cráter inactivo y donde se encuentra una de las concentraciones más grandes y diversas de vida silvestre en toda África: entre 20.000 y 30.000 animales según la época del año.

Una vez en el Hotel Ngorongoro Farm, el grupo disfrutó de una copa de bienvenida y se hizo el reparto de habitaciones (la mayoría con chimenea). “El alojamiento es un paraíso en sí, tiene un huerto, una granja, los cafetales, todo ello con el objetivo de iniciar la aventura bajo una perspectiva sostenible”, nos señala Álvaro. Y para finalizar el día…. un cóctel mientras 20 Masáis emocionaban con sus cantos locales en la misma zona de la terraza del hotel.

Safari por el Cráter del Ngorongoro. A primera hora de la mañana, el grupo partió hacia el cráter del Ngorongoro. ¿La sorpresa? Almuerzo al aire libre en medio del cráter: una barbacoa basada en cordero, ternera, cerdo y pollo. Tras coger fuerzas, la aventura continuó con un safari y un pequeño descanso con una cena en la zona ajardinada del hote, la cual era lo único que nos separaba de los animales salvajes, eso no nos impedía escuchar lo sonidos intensos de la sabana y oler la noche africana

El cuarto día: deporte y actividades. Continuaron la aventura descendiendo hacia las llanuras del Serengeti, una extensa llanura de casi millón y medio de hectáreas. “Tras una parada en un mirador (el segundo que visitamos durante el viaje de prospección) para disfrutar de sus increíbles vistas y así despedirnos del Ngorongoro”, nos señala Álvaro. Y por la tarde, copa de bienvenida y almuerzo en el hotel Four Seasons Safari Lodge Serengeti. Reseñar que en ocasiones el factor suerte enriquece aún más la experiencia vivida como les paso en esta jornada teniendo la fortuna que durante todo el trayecto coincidió con la “Gran Migración” (más de un millón de ñus, cientos de miles de cebras, gacelas y otras especies de herbívoros) como compañeros de viaje.

Visita al Parque Nacional del Serengeti. Una vez allí, el grupo disfrutó de un “picnic” en medio del Serengeti escoltado por los mejores guardias de la llanura africana: los guerreros Masái en un espacio construido por ellos, a base de ramas de acacia con espinas se hizo una especie de anfiteatro para poder vivir la verdadera naturaleza en primerísima línea. Todo esto estuvo apoyado en viandas africanas y alguna sorpresa con sabor español. “Realmente fue el momento más emocionante del incentivo, disfrutamos de un “spanish corner” (jamón Ibérico regado con un buen vino español) que trajimos desde España, acompañado con una puesta de sol, con los animales… esa emoción y sentimiento no se olvida y crea una vinculación a la marca muy interesante”, nos señala Álvaro. No es la primera vez que ocurre: el grupo busca experiencias locales auténticas… pero si les traes algún sabor de casa como sorpresa, se emocionan mucho. 

La aventura africana termina desde el aeródromo de Serengeti montando en nuestro “escuadrón” de avionetas privadas y sobrevolando el Kilimanjaro con su famosa cresta nevada, como último recuerdo de vuelta a España.