Una convención de cine para un público entregado

El enorme espacio del albero (recordemos que el Palacio fue inicialmente concebido como una plaza de toros) fue dividido en dos: en las gradas norte, se creó una puesta en escena amplia y con recursos tecnológicos de efecto wow! en la que destacaba un escenario de 24mx12m en el que se instaló una pantalla led circular de 20mx6m, además de un área de proyección de suelo de 14mx10m y una gran estructura en forma de libro de 7mx5m  creando un efecto muy visual al exponer los contenidos en los mismos soportes al mismo tiempo, cada uno con sus características.

El contenido (datos, mensajes, valores) se desarrolló  a través de varias performances basadas en las historias y las bandas sonoras de éxitos como La, la, land. Incluso los directivos de la empresa se atrevieron a realizar sus presentaciones de estrategia por medio de historias creadas ad-hoc, con contenidos inspirados en momentos de amor y felicidad como Love Actually o El Mago de Hoz.

Al finalizar, los asistentes se trasladaron a la otra zona donde les esperaba un almuerzo urbano, con foodtrucks así como varios elementos expositivos de la marca. Por la tarde les esperaban en todo el anillo perimetral 15 sets de cine para un gran team buiding en el que, distribuidos por equipos, crearon junto a especialistas, 15 secuencias de tantas películas icónicas del cine internacional. Los 15.000m del coso debían transformase en dos horas, una vez fuera los incipientes cineastas, en un espacio diáfano para el montaje de más de 130 mesas para los 1.200 comensales y un nuevo escenario de 12mx 10m y un montaje audiovisual sorprendente a cargo, donde hubo diversas actuaciones durante la cena de gala. Un evento redondo en todos los aspectos.

A la entrada se les dio una acreditación led, una pulsera RGB interactiva que al aplaudir se iluminaba dependiendo de la ponencia de un mismo color y que sirvió también para realizar los equipos del team building posterior. La pulsera, además, daba las instrucciones de lo que hacía cada color,  una forma de comunicarse con el público dinámica y divertida, que les gustó tanto que la guardaron todo el evento.

El eje argumental del evento fue el cine, por lo que el Palacio de Vistalegre se transformó prácticamente en los Estudios de Calidad Pascual. Se quería enamorar a los empleados y la mejor forma de hacerlo fue involucrarlos en las performances adaptando la letra y la música de los temas de La, la, land y animarse a representarlos delante de sus compañeros. Aunque no fue improvisado: semanas antes habían ensayado los pasos de baile con profesionales  y grabado músicas y letras con especialistas, como si de verdaderos artistas se tratara… el engagement estaba asegurado antes de la convención.

Sobre un gran libro blanco de 7mx5m situado sobre el escenario se proyectó un mapping de forma que cobraba vida, escribiendo las nuevas páginas de Calidad Pascual además de mostrar los hitos de la empresa durante los últimos cincuenta años. Una generación de contenidos audiovisuales innovadores en 3D que se proyectaron sobre el suelo, el libro y la gran pantalla led circular contenidos en 3D, contando una gran historia con un reloj como eje narrativo.

La gente, desde luego, se lo pasó muy bien. El hecho de implicar a todo el mundo, no solo a unos cuantos, les pilló por sorpresa. Los 1.200 tuvieron que participar en la realización de los contenidos de la cena de gala que tanto les divirtieron. Todos ellos fueron cineastas por unas horas, bien como actores o técnicos, dando lugar a una gran complicidad de los ‘cortos’ realizados con la empresa y sus compañeros.