Truco y trato por Halloween en Burger King
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Para impactar y atraer la atención de todos, durante os días que estuvo abierto el pasaje del terror la propia fachada del local se transformó en la entrada a un escalofriante cementerio en el que los esqueletos y las lápidas adelantaban lo que aguardaba en el sótano…incluso un enterrador daba la bienvenida al restaurante invitando a apuntarse a la experiencia.
Una vez dentro, la planta inferior del restaurante se liberó de su mobiliario de hostelería, levantando en su lugar el recorrido, los recovecos y los escenarios donde los personajes esperaban a los visitantes. Bajando las escalares a la planta subterránea un vigilante de seguridad daba la bienvenida a la cripta y advertía que solo los más valientes podían adentrarse en el cementerio y de paso dar las necesarias recomendaciones de seguridad. En grupos de 4-5 personas iban accediendo a un oscuro laberinto donde les aguardaban infinidad de sustos. Con un atrezzo, vestuario, maquillaje, ambientación sonora y decoración de película de terror, un grupo de doce actores profesionales surgían entre las sombras y sorprendían a los visitantes. Zombies, psicópatas asesinos, monjes fantasmagóricos, incluso el payaso de la competencia daba el susto final con motosierra en mano.
En pases constantes desde las 18:00 hasta la noche, el reto estuvo en mantener el ritmo y la energía de los actores para que cada pase tuviera el mismo nivel de terror y no resultara mecanizado. Además de compaginar la acción y el flujo de asistentes con la actividad normal del restaurante en la planta superior.
Durante el recorrido el público era grabado y sorprendido por el flash de varias fotografías que después podían recibir en su mail para compartir en redes sociales. La viralidad fue una pata importante de la acción con videos de la experiencia en los perfiles sociales de Burger King que animaban a acudir al restaurante y vivir Halloween en su pasaje del terror. Dicho y hecho. Más de 6.000 personas hicieron cola durante los seis días que duró la acción, con colas que en algunos días bajaba hasta Plaza de España y daba la vuelta por la calle Leganitos.