The Wild Monkey Inn, la experiencia clandestina de Pernod Ricard
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Marc Martín y Alain Guiard, pioneros en llevar una cocina gamberra y mundana al barrio de Sants, firmaron los platos que crearon especialmente para homenajear a los botánicos, todos ellos acompañados por cócteles ejecutados por el bartender Fernando Fastuca, brand ambassador de Monkey 47. Nada más traspasar la puerta fueron recibidos por la encantadora Eva, mujer de Collins, quién con su habitual hospitalidad realizó el check-in de todos los huéspedes de esta experiencia. Como obsequio de bienvenida recibieron un shot de Bloody Mary (jugo de tomate, Pedro Ximenez, lima, aceite de trufa, sal y pimienta, tabasco y salsa Perrins y cómo no, Monkey 47) servido junto a una pickled onion. Después disfrutaron de un Monkey Tonic, esperando a sentarse a las mesas, mientras degustaban dos aperitivos, la ostra de Normandía ahumada en pino y aceite de piñones, los espárragos blancos con Maltesa de naranja sanguina y por último, una Royal de Foie-gras, toffee salado de pimienta de Jamaica y capuchino.
El primer plato, que se acompañó de un Flower Punch (té de jazmín, sirope de jengibre y pepino, lillet, limón, manzana verde y Monkey 47) fueron los espectaculares esféricos de gamba, jengibre, crema doble, celeri y manzana ácida. El segundo, la pil-pil de guisantes del Maresme con tripa de bacalao, trompetas de la muerte y jazmín, un platazo en mayúsculas en el que el producto despuntó por su calidad, se maridó con un Monkey Hulk (zumo de guisantes, fino, almíbar, lima y Monkey 47). El tercer plato servido fue el potente ciervo braseado al enebro, membrillo de polenta, zanahoria y salsa agridulce, con un Montgomery Secret (sirope de lavanda, frutos rojos, té de hibiscus, limón y Monkey 47 con ahumado de romero). Como postre, se sirvió una tarta Selva Negra «New Style», una interpretación del Café Schaefer, regado con un Monkey Tonic.