Pop-up, espacio singular y coctelería la apuesta de Campari para su club social
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La novedad este año ha sido introducir el concepto de club social y envolver la experiencia para un target más restringido. Para ser socio de este club de las experiencias inesperadas había que pasar por la web de la acción donde registrarse y elegir el tipo de membresía a la que se quería optar: Silver (acceso mediante invitación), Gold (previo pago) o Platinium (la modalidad más vip que incluía una experiencia gastronómica con cócteles maridados junto a las propuestas del chef del restaurante Amazónico).
Una vez se accedía al interior de la Fundación Carlos de Amberes, nos encontrábamos con un espacio diseñado por la interiorista Amelia Arán donde la combinación de tonos negros y el rojo de Campari inundaban este salón social. Aprovechando el estilo clásico de la construcción de las paredes colgaban “falsas” obras de arte cuyos protagonistas aparecían inmortalizados bebiendo Campari. Bajo el ábside de la iglesia, el piano-bar de Campari no dejaba de enlazar temas de swing y cócteles a partes iguales. Y en la zona del órgano, este había sido sustituido por una mesa de DJ para pasar del ambiente afterwork a la fiesta de medianoche.
No se descuidó el momento foto para alimentar Instagram, montando junto a la zona de barra un coqueto rincón con sillón para degustar el combinado, ajustar el pose, compartir la instantánea con el hashtag #Camaprisocialclub y llevarse la fotografía impresa en el momento.