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Pantallas robotizadas y mucho LED para celebrar la 13ª del Real Madrid
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Por Asun Paniagua
Hay momentos que hacen historia. La decimotercera Champions League del Real generó mucha expectación y emoción entre los aficionados que vibraron con los tres eventos organizados por EDT: la retransmisión de la final en el Bernabéu, la celebración en la Plaza de Cibeles y después en el Estadio. 24 horas trepidantes que comenzaban con 80.000 aficionados viendo el partido en ocho pantallas gigantes LED de alta definición distribuidas en forma de octágono, con una ligera inclinación para que todos tuvieran una excelente visión desde cualquier punto de las gradas. En cuanto a la puesta en escena, dos novedades este año: un cilindro de 16 LEDs situado en el centro del campo que cobró vida en el instante en el que el Real Madrid se proclamó campeón; y una potentes pantallas robotizadas que se abrían para presentar a los jugadores ante su afición. Una de las tendencias más prometedoras del momento, incipiente todavía, pero probablemente con mucho futuro.
Con estos recursos y contando con Miki Nadal como maestro de ceremonias, los madridistas pudieron disfrutar del partido que se disputó en Kiev y ver ganar a su equipo, momento que culminó con un estallido de serpentinas que inundó el estadio y levantó a los asistentes de sus asientos al son de ‘We Are The Champions’.
El reto para EDT llegó con el gran montaje que tuvieron que realizar en pocas horas para la celebración en Cibeles. En la plaza instalaron un set desde donde Dj Pulpo animaba a la afición y una pasarela 360º alrededor de la fuente para que los jugadores pudieran dar la vuelta de honor y mostrar su copa. Más tarde, la celebración continuó en el Bernabéu. Los asistentes recordaron las 12 Champions conseguidas con un espectáculo audiovisual tras el cual la plantilla del Real Madrid hizo su aparición en el campo con un efecto wow muy impactante: se proyectaba un vídeo presentación de cada futbolista y a continuación las pantallas motorizadas y articuladas por brazos robotizados que se abrían y aparecía el jugador, que atravesaba un túnel de láser escoltado por cañones de luz y FX para subir al cilindro central.
El fin de fiesta lo puso un espectáculo pirotécnico que coloreó el cielo de Madrid.
