No es lo mismo contar pobres que contar la pobreza
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¿Qué datos y mensajes quería visibilizar Oxfam?
Los principales mensajes que Oxfam quería sacar a relucir y hacer comprensibles consistían en los puntos clave de la concienciación sobre la desigualdad. Querían que quedara patente que dicha desigualdad es evitable y un problema serio, que no está basada en los esfuerzos desiguales de las personas, y que afectaban a la movilidad social y cada vez en mayor grado. Querían desmontar mitos y cambiar las narrativas y las políticas, además de incidir en que la desigualdad de género, por ejemplo, es transversal y afecta a todos los niveles.
Además de esto, hicimos un ejercicio de disección con cada uno de los grandes temas del informe de desigualdad para sacar lo más impactante y relevante sobre vida y salud, seguridad, educación y aprendizaje, seguridad financiera y trabajo digno, condiciones de vida seguras y confortables, participación, influencia y voz, vida privada, familiar y social.
La idea creativa es muy buena, ¿me la desarrollas un poco?
La idea general surgió de la noción de que hoy la información es abundante pero la comprensión es escasa. Siempre que queremos entender algo, los datos se ofrecen como respuesta explicita. Es un enfoque a menudo un tanto duro, frío y mecánico. Sin embargo, hay algunas cosas que los números no nos pueden explicar. No pueden transmitir cómo se siente, por ejemplo, la impotencia o la desigualdad, porque explicar estas emociones requiere empatía y comprensión humana. No es lo mismo contar los pobres que contar la pobreza.
Los pilares de nuestra propuesta fueron generar empatía y ser personales, porque no se buscaba ofrecer un punto de vista meramente económico, sino uno mucho más amplio. Nosotros entendemos la desigualdad como la capacidad que tiene cada persona de alcanzar un estado de bienestar, de vivir una vida que valore positivamente. Este nuevo enfoque plantea algo muy potente: que lo que realmente nos hace diferentes no es ser ricos o pobres, sino lo fácil o difícil que lo tenemos para ser felices. Y lo que es peor de todo, que esta dificultad a pesar de que nos afecta a casi todos, es tremendamente injusta con gran parte de la población.
Empezamos pensando en la idea de la suerte y de que formar parte del 30% de la población española que vive bajo el umbral de la pobreza era una cuestión de eso mismo, suerte. Sufrir toda una suerte de consecuencias en la mayoría de los casos no tiene nada que ver con nosotros, no es un tema de esfuerzo. Es solo suerte. Quisimos hacer sentir al afortunado, la suerte del desfavorecido.
¿Cómo la materializasteis?
La propuesta consistió en convertir a un grupo de ‘afortunados’ en una muestra de población desfavorecida y adjudicar toda esa suerte de consecuencias entre ellos, para lo que colaboramos con nuestros amigos Codea Studio y contamos con el soporte del equipo de Moonlight iluminación. Programamos un sistema de luces inalámbrico y muy discreto que iluminaba a distintas personas y grupos del cine mientras el vídeo iba repasando la suerte que les hubiese podido tocar si hubiesen nacido en otro lugar y entorno, el de cualquiera de las personas del 20% de la población más pobre.
¿Tuvo Oxfam algún tipo de conocimiento del impacto en los espectadores?
El público del cine quedó impresionado y descubrieron una realidad con un nivel de detalle que no esperaban; muchas personas se sorprendieron al ver qué les podía haber tocado vivir solo con haber tenido la suerte de nacer en otro contexto, y la verdad es que las conversaciones siguieron hasta bastante después de que terminase la experiencia.