Lo importante no es participar, es vivir una experiencia única, según Adidas

El recorrido, de aproximadamente 10 kilómetros, contó con tres itinerarios diferentes por las calles del centro de Barcelona de unos 200 participantes cada uno. El número de corredores era limitado y estos fueron seleccionados a través de redes sociales: los aspirantes debían hacerse una fotografía demostrando su pasión por correr y subirla a Facebook, Twitter o Instagram etiquetándola #despiertatuenergiabcn y mencionando la cuenta de Adidas. Después debían enviar un email con sus datos personales y nombre de la red social escogida y un jurado compuesto por miembros de marketing de la marca se encargaba de elegir a los ganadores y suplentes.

Los elegidos eran citados de manera un tanto misteriosa a una ubicación determinada en función del itinerario asignado y desconocían dónde sería el final de la prueba.

Los corredores fueron distribuidos por colores -amarillos, rosas y morados-en cada una de las salidas y a las 20h empezaron la carrera entremezclados con algunos atletas de élite.

En cada salida además de entregar las camisetas-dorsal, se entregó un chip RFID que se colocaba en el tobillo (así se sabía en todo momento qué hacían los corredores, se controlaba los tiempos, se evitaba que hicieran trampas y después cada uno podía descargarse el contenido que había ido generando para compartirlo en redes).

Aparte de los servicios habituales de una carrera, como guardarropa, se habilitaron foto-matones para poder hacerse un «selfie» y compartirlo con el objetivo de entrar en un sorteo de zapatillas Adidas Ultra Boost al término de la prueba. A lo largo del recorrido se instalaron cuatro puntos de control y en cada uno de ellos la marca organizó diferentes acciones: arcos, megafonía, luces, rampas, batucadas e incluso en una de ellas un túnel lleno de globos blancos a modo de las burbujas boost de las zapatillas para animar a los corredores a seguir.

El recorrido era lineal (no se podía escoger el punto de control de manera aleatoria) y los corredores comenzaban con una tarjeta que sólo les informaba del primero de ellos. Cuando llegaban a éste, les entregaban la siguiente tarjeta que les indicaba el siguiente destino y la manera de llegar a él. Tras los 10 kilómetros, todos llegaban a la misma meta que hasta ese momento desconocían: El Pabellón Polideportivo de la Mar Bella. En el exterior había un gran arco de meta para recibirlos. Allí, tras la recogida de medallas pudieron recuperar fuerzas con una cena y baile que ponía fin al evento.