Las luces de Christie inundan la Plaza Roja
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El director creativo del proyecto, Roman Markholia, tuvo la idea de introducir un momento dramático que fuera la culminación de todo el espectáculo: recurrió al uso de unas proyecciones en la Catedral de San Basilio, el edificio emblema de Rusia.
«Con sus cúpulas de cuento de hadas y sus más de cuatrocientos cincuenta años de historia, la Catedral de San Basilio desempeña un papel fundamental en el dramatismo del espectáculo, actuando como centro y contrapunto de todo el show, como una suerte de símbolo de la alianza entre el Este y el Oeste, de la fusión de culturas», explica Markholia.
Quería crear un contenido animado que tuviera en cuenta los rasgos específicos del lugar y que estuviera en consonancia con su espiritualidad: la imagen de un ave del paraíso moviendo las alas.
Más de 35.000 personas acudieron a la Plaza Roja para presenciar esta combinación de música militar, clásica, étnica y popular, en donde desfiles de orquestas militares se combinaron con actuaciones de danza, demostraciones de armamentos y elementos pirotécnicos.
Por una noche San Basilio y los muros del Kremlin fueron a la vez escenario y protagonistas de uno de los eventos más importantes de la vida cultural de Moscú.
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