Imaginación al poder para pilotar un avión
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Invitaron a los transeúntes a que se sentaran en una especie de simulador de vuelo y con una diadema que recogía sus impulsos eléctricos iban guiando en la pantalla de vuelo la ruta de un avión.
El avión seguía la ruta marcada por las ondas cerebrales de la persona, que concentrado en ese destino soñado y que estaba en su imaginación, iba conduciendo el vuelo a un punto del globo.