Ferrari presenta «la dolce vita» en el Antiguo Convento de Boadilla del Monte
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Testing por carretera
Los clientes más vip y especiales de la casa Ferrari podían testar los nuevos modelos. Los mismos asistentes (divididos en grupos de seis personas y con la ayuda de un asistente) iban probando los diferentes modelos en carretera. También aprovecharon para entregar algunos modelos especiales que se habían comprado previamente. Las rutas se dividieron en dos: el ‘espectáculo de carreteras dinámicas de Roma. Parte 1’ con el el nuevo Ferrari Roma que cautivó el ojo en un conjunto arquitectónico en Madrid del siglo XIX. Y el ‘espectáculo de carreteras dinámicas de Roma. Parte 2’: las formas sinuosas y elegantes se fusionaron con una ruta por los alrededores del venue para aprovechar al máximo los 620 CV de su motor.
Al llegar les hacían un briefing de la marca
Al llegar al evento, los asistentes recibían una pequeña formación sobre el Ferrari Spider, la primera línea híbrida de Ferraris, y el Ferrari Roma. Esta nueva incorporación establece nuevos parámetros de rendimiento e innovación para los coches deportivos en todo el mundo. Manteniendo las mismas cualidades de superdeportivo extremas que el Ferrari Stradale (el modelo fue hecho para propietarios que desean la emoción y versatilidad de la conducción abierta).
Seguridad en el Antiguo Convento de Boadilla del Monte
Había sets de gel hidroalcohólico en todas las zonas clave del venue, y el catering se servía directamente a los asistentes por camareros con guantes. Para el testing de los coches, se realizaban por grupos de seis personas máximo, y después de cada conducción, se desinfectaban a fondo los vehículos. Además, al tratarse de artículos de super lujo (la exposición de coches y ruedas), «se instaló un protocolo de seguridad y vigilancia 24 horas a través de una carpa en el centro de la exposición con vigilantes de seguridad día y noche durante los cinco días que duró el evento», nos señala Eva María Perez Torres (Antiguo Convento).
Catering con acento español
Se diseñó un menú con algún guiño a la gastronomía española (como la tortilla de patatas). Todos los aperitivos en formato finger, y la presentación estuvo muy cuidada, siempre individual; servida desde el buffet con sus mamparas por el camarero, directamente a cada cliente. «El Ferrari Roma es un coche de líneas sencillas, y querían un catering que fuera sencillo pero de calidad», nos señala Eva.