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En Hollywood también se sufre: las idas y venidas de los Globos de Oro

En Hollywood también se sufre: las idas y venidas de los Globos de Oro

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Aunque parezca casi imposible que estas cosas pasen en la meca del cine donde respirar es prácticamente un evento, cuando no se acierta, no se acierta, y es difícil de solucionar en real time. El catering, la logística, el conductor de la gala, el fotógrafo... al parecer fueron desaciertos que convirtieron la gala de este año en la más comentada... en todos los sentidos.

Son conocidas las fiesta pre evento que organizan las marcas a cada cual más espectacular; una muy comentada tuvo lugar en el mítico Chateau Marmont, en pleno Sunset Boulvard, y estaban todos los que son alguien en el país de los sueños…

El problema fue que eran los mismos invitados que se esperaban en la gran fiesta de los Lions Gate, también en Sunset, por lo que la caravana de coches simplemente colapsó el bulevar. Sin embargo recibieron con alivio los rollitos de salmón, tras el muy mediano catering del evento anterior, de inspiración italiana donde tuvo escaso éxito la «paella» que al parecer era arroz con chorizo.

Pero donde si han tenido algún problemilla ha sido en la Gala. El menú es un aspecto crítico, por una simple cuestión logística: la llegada de los  invitados a la ceremonia se produce a las 14h de la tarde, la cena se empieza a servir a las 15h y para las 16.30h todas las estrellas deben de estar preparadas en sus mesas para la retrasmisión de una gala que empieza a las 17h de la tarde.

Pero resulta que el paseíllo por la alfombra roja se hace eterno con la prensa y recorrer esos 200m puede llevarles una o dos horas, por lo que pocos llegan a tiempo para la comida pero si para el alcohol que corre por la sala, comenzando por la mini-botella de Möet Chandon con la que se les recibe al final de la alfombra, hasta la barra libre y la botella de 5l de Möet en la mesa. Así que, después de tres horas, ellos y ellas cogen con ganas las fiestas post evento donde el catering es exquisito y abundante.

Como en los Globos de Oro todas las fiestas  son dentro del Hotel Beverly Hilton, a las estrellas les es fácil ir de una a otra ante la mirada entusiasmada de cientos de curiosos y clientes del hotel, que pueden llegar a pagar 2.500 dólares por una habitación en ese fin de semana. A destacar la fiesta de Warner Bross y la revista In Style, con su pabellón de chocolate de Godiva, en el que junto a cientos de bombones de todos los sabores se podían beber los famosos «Truffelini» o Martinis con licor de chocolate.

Otro aspecto que ha sido criticado por la Red es la calidad de las fotografías oficiales del evento y el excesivamente ácido humor del presentador, Ricky Gervais, que sorprendió desagradablemente por sus pullas a diestro y siniestro creando una tensión que se podía cortar con un cuchillo… ¿el éxito de la Gala? Que ha sido con diferencia la más comentada, y como dice el dicho «que hablen de ti aunque sea mal».

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