El nuevo SEAT Arona viaja a Tenerife para presentarse a su red de ventas

Para las sesiones de trabajo en el hotel, en el salón del Ritz Carlton Abama, se montó un escenario con trasera de lona para proyecciones de 15,90 x 4,60 m con un vano central con luz lateral y la creatividad de la convención. Para hacer un ambiente más envolvente toda la sala se cubrió con lonas gracias a un sistema de estructuras modulares. Este halo de misterio se llevó hasta el momento del reveal del vehículo en una típica finca platanera, donde disfrutaron del cóctel, cena y copas. El aperitivo  estuvo dinamizado por un grupo folclórico y también les acompañó un artesano de puros que trabajó el tabaco en vivo. Al finalizar el cóctel los invitados fueron conducidos por uno de los caminos asfaltados de la finca para dirigirse a la cena, y en su trayecto se encontraron con el nuevo SEAT Arona, que iluminado daba la bienvenida como antesala a la mesa imperial situada en medio de la plantación donde cenarían.

Los asistentes no dudaron en aproximarse y ver de cerca las características del vehículo antes de sentarse a la mesa. Ya a punto de finalizar la cena, también por sorpresa, apareció en torno al Arona una comparsa canaria que, a ritmo de tambor y muchas plumas, bailaron alrededor del coche invitando a los asistentes a participar y acompañándoles a la zona de copas.

Si la primera jornada fue más técnica y centrada en el vehículo, el segundo día la protagonista fue la isla que bautiza al Arona con una jornada de excursiones y experiencias por la misma. A través de la web del evento, los asistentes pudieron apuntarse previamente a las actividades que querían realizar en esta jornada, pudiendo elegir entre una travesía por el mar en catamarán, una ruta por los miradores del Teide con comida en el Parador de Las Cañadas del Teide, o simplemente disfrutar libremente de las instalaciones del hotel con acceso a cuatro de sus restaurantes con una carta SEAT creada para el grupo. El tiempo libre en las convenciones es el nuevo lujo en eventos.

La cena de despedida estuvo firmada por el chef Martín Berasategui y tuvo lugar en la piscina del hotel, que se privatizó para el grupo, para posteriormente sorprenderles bajándoles a la playa para disfrutar del café y las copas en un chillout al borde del mar.