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El Festival de la Consciencia, un evento original, que pretende llegar al alma

El Festival de la Consciencia, un evento original, que pretende llegar al alma

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Una de las principales cuestiones que miden (o tendrían que medir) el éxito de un evento está lejos de ser representada por cifras. Hablamos de la medida en que este evento ha sido relevante para la vida del asistente. Los eventos más memorables son aquellos que dejan una huella duradera en sus participantes, asegurando así el cumplimiento de sus objetivos más concretos. En este artículo, te presentamos el Festival de la Consciencia, un evento que busca influir en la conciencia colectiva invitando a la reflexión interior y dejando una impresión trascendental en sus asistentes sin dejar atrás el aprendizaje. ¿Un evento más necesario que nunca en un momento de estrés, de dudas sobre el futuro, de crispación y enfrentamiento?

El Festival de la Consciencia (FoC), impulsado por ConsFest, una asociación sin ánimo de lucro, tiene como propósito principal fomentar el desarrollo de la consciencia colectiva sobre la identidad y el futuro humano. Este evento se caracteriza por su enfoque en enriquecer el entendimiento del mundo y busca inspirar cambios profundos tanto a nivel individual como comunitario.

A través de presentaciones y sesiones conducidas por expertos en diversos campos, intervenciones artísticas, sesiones de meditación y otras actividades experienciales, el festival invita a los asistentes a conectar con ellos mismos y con los demás. Además, pretende proveer acceso a información y experiencias que amplíen el entendimiento de los asistentes sobre diversos aspectos de la vida y la existencia, e incentivar a los participantes a reflexionar sobre su interior y explorar nuevas perspectivas. Este tipo de eventos manifiestan en su propia idiosincrasia la pretensión de influir en el mundo, están diseñados para ello y pretenden dejar un legado duradero y profundo en cada una de las personas que los viven. Pero como del dicho al hecho hay un trecho, veamos cómo el Festival de la Consciencia ha llevado estos objetivos a la realidad en su tercera edición.

La divulgación se llevó a cabo tratando temas tan opuestos como relevantes. Durante el evento se abordaron seis temáticas principales: ciencia y tecnología, educación, negocios, espiritualidad, arte y activismo. Se realizaron 150 ponencias, actividades y experiencias donde se trataron cuestiones como la autenticidad del arte y el derecho a la felicidad como nuevo paradigma educativo.

Participaron en esta ocasión proyectos y ponentes destacados, como la NASA, el festival Burning Man y el World Economic Forum. Entre las personalidades que dieron ponencias se encontraban Dante Lauretta, científico de la NASA y profesor en la University of Arizona; Shoukei Matsumoto, monje budista ancestral; y Daniel Hires, chief marketing officer de Inner Development Goals.

El FoC, como muchos otros festivales, optó por ir abriendo boca a su público antes del plato fuerte. Para ello, la semana previa se llevó a cabo “Barcelona Desperta!”, una serie de eventos, talleres y experiencias colaborativas por toda la ciudad. Las actividades incluyeron meditación en la Casa Batlló, charlas en la Pedrera y una exposición en Elisava. Más de 30 experiencias estuvieron disponibles para el público, enfocadas en el autoconocimiento y el despertar de la consciencia. No olvides que el evento cada vez más va más allá del estricto día D.

Los datos de afluencia han crecido desde sus primeras ediciones. Este año el festival reunió a más de 5.000 asistentes, siendo la mayor edición hasta la fecha. Participaron 300 voluntarios y 127 ponentes internacionales. Además, esta edición fue la primera en durar tres días completos, del 12 al 14 de julio. Por primera vez, el festival tuvo una jornada inaugural abierta y gratuita para toda la ciudad de Barcelona, lo que llevó al sold out pocas horas antes del inicio. Mireia Martínez, directora del festival, anunció la intención de expandirlo a más personas en 2025. La localización elegida para albergar a este público fue el Centro de Convenciones Internacional de Barcelona (CCIB), que se transformó con grandes cortinas blancas para crear 18 espacios diferentes.

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