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General · Barcelona

El Barcelona Open Banc Sabadell celebra una emocionante edición presencial

El Barcelona Open Banc Sabadell celebra una emocionante edición presencial

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Eric Mottard
La cultura, nueva mina de oro de experiencias   ¿Cuánto pesa nuestra industria?   Los organizadores se mantienen optimistas para el 2025 pero piden más flexibilidad
Tras muchos meses con estadios vacíos y torneos sin mucha vida, ¡ya es primavera! Y esta primavera se acaba de vivir en Barcelona, donde el gran torneo de tenis de la ciudad ha podido celebrar una edición algo reducida, pero que sin duda olía a evento de verdad, con emoción, networking, experiencias de hospitalidad… y asegurando la máxima seguridad. El torneo, gestionado a nivel deportivo y de comercialización por Tennium, ha contado con la colaboración de Losberger De Boer (estructuras y decoración), Nussli (gradas), ASPIC (catering), entre otras empresas implicadas. Estuvimos presentes (siempre dispuestos a todo para informaros…) y hablamos con algunos de los artífices de este torneo que supo a gloria. Por Eric Mottard

¿Hacer el evento con público? Pablo Joaquín Acevedo Garzolo, Operations Manager del Real Club de Tenis Barcelona, nos comenta el proceso de esta compleja decisión. “Creamos una comisión Covid que canalizaba todas las decisiones importantes en el campo sanitario, integrando las medidas de Procicat (autoridad de salud de la Generalitat de Catalunya). Este grupo actuaba bajo la coordinación del Consell Català de l’Esport (que hacía de intermediario con el Procicat) e incluyó a la directora general del club, Maria Rosa Cruells; al director de producción Ernesto Ortega y al PMO (gestor de proyecto) de Tennium, Joaquin Rios”. Plantearon un evento con un 40% del aforo, pero al final se limitó el público a 1.000 por día. Esta decisión se tomó dos meses antes del torneo, obligando a ir a contrarreloj, para un torneo que se suele organizar un año antes.

Las medidas de seguridad. Según nos comenta Pablo, las medidas sanitarias pedidas por el CCE eran de varios tipos: señalización, distanciamiento, mascarillas, alcohol y gel, ‘brigadas Covid’ informando a los asistentes y ayudando a evitar aglomeraciones, sensores de movimiento para controlar el aforo, limpieza y desinfección frecuente de los espacios, desinfección manual de las zonas después de cada turno de hospitality… Y en las zonas cubiertas, se midió de forma constante el nivel de CO2 para asegurar que existía la calidad de aire exigida para evitar la propagación del virus. Se pusieron en marcha varios sistemas para renovación del aire: las estructuras diseñadas por Losberger De Boer integraron un sistema de ventilación cruzada, además de motores de extracción que se ponían antes y después de cada turno de comida. Otros factores que reforzaban la seguridad han sido que el torneo se jugaba al aire libre, y que se prohíba fumar en todo el recinto. 

Se hicieron tests PCR a los jugadores y a quien más se acercaba a ellos. Por otro lado los jugadores en esta edición no se mezclaron con el público. Para grupos de menor riesgo, se hicieron tests de antígenos. En cuanto a los asistentes, no era necesario un test. 

Un éxito sanitario y de imagen. En un momento en el cual muchos torneos se hacen sin público, el Godó marca el camino. Para Pablo, una clave ha sido la colaboración con las autoridades, el hecho de definir y validar el formato del torneo en colaboración con Procicat y el CCE, más que solo esperar las normas. “El resultado ha sido positivo, y demuestra que con prudencia se pueden hacer eventos con público”. De hecho a nivel internacional, el evento ha tenido mucha repercusión: muchos torneos como MonteCarlo o Estoril se han hecho sin público… y ahora este éxito anima a otros torneos como Roma a volver a tener público. 

Estructuras de hospitalidad. Losberger De Boer diseñó y montó los principales espacios efímeros del torneo, como en otros años… pero en una versión reducida este año: el restaurante VIP, el espacio de hospitalidad (la terraza adyacente al restaurante), y el restaurante para jugadores, además de varios espacios de producción, zonas de sponsors, baños, almacén… Por motivos de Covid, a diferencia de otros años, no se creó la casa del main sponsor (Banc Sabadell, que tenía un espacio a dos plantas), sino un corner dentro de la terraza que se integraba dentro del espacio. Al no poder acumularse gente en espacios de hospitalidad, se apostó, por lo menos, por tener esta presencia física de marca y zona de recepción donde dar la bienvenida al espacio antes de ir al restaurante VIP. Tampoco se montó el village donde cada patrocinador tenía su carpa propia. 

El estilo estético. Según Mónica Melero (Losberger-De Boer), la organización quería trabajar el espacio del restaurante y dotarle de una identidad propia. La idea es que se supiera o sintiera que uno está en el torneo solo por la personalidad del espacio. “Estamos en Barcelona, ciudad mediterránea y el village lo ha respirado siempre: madera de teka, telas blancas… y hemos querido mantener el estilo mediterráneo aportándole un toque más exclusivo. Lo llamamos “luxury mediterranean lifestyle”. Conseguimos esto con mesas más separadas (aquí la exclusividad y la protección contra el Covid coinciden…), con grandes treviras que separaban los espacios para dar más intimidad y con olivos como pieza central del restaurante. La iluminación del espacio con las lámparas de mimbre suspendidas aportaba gran calidez al espacio. También había que mantener la personalidad de club y recordar su historia, con lo cual las treviras llevaban impresas las imágenes de los tenistas ganadores en la historia del torneo. El catering elegido, siguiendo esta línea de exclusividad, ha sido ASPIC. 

Flexibilidad. Ante una normativa incierta, este evento ha sido un reto de flexibilidad. Losberger De Boer creó nada menos que nueve conceptos de espacios diferentes… Incluso se planteó hacer el torneo solo con las estructuras permanentes del club, sin zonas efímeras. Al final, la validación llegó solo nueve semanas antes del evento, lo cual supuso correr mucho para organizar todo el montaje. 

Para maximizar esta flexibilidad, “diseñamos los espacios con una solución estructural que permite divisiones internas, la Anova. Queríamos poder utilizar la construcción de varias maneras según la evolución de la normativa y crear las particiones que fueran necesarias en función de la limitación de aforos en el momento de la celebración del torneo”, dice Mónica. 

El aforo estuvo bastante reducido… pero no importó tanto: vivimos allí un evento “de verdad”, con emoción, con conversaciones, con un público en las gradas. ¡Y qué bien sabe!

 

“Nuestro espacio no es solo un stand; es el espíritu del torneo…”

Hablamos con Antonio Rodríguez de Rivera, director de eventos corporativos de Banc Sabadell 

 

Como patrocinador / naming partner del torneo, ¿os preguntasteis si asociar vuestra marca con un encuentro presencial en este momento? 

Desde el primer momento tuvimos claro que había que apoyar la organización del torneo; el compromiso del banco con los valores de este patrocinio y la ciudad de Barcelona era firme, fuera cual fuera el formato en el que se desarrollara. Estábamos dispuestos a apoyar al RCTB en cualquier caso y a adaptar la activación del patrocinio para contribuir a que fuera un éxito deportivo y organizativo, siendo conscientes de que, siendo el primer gran evento deportivo con público desde el inicio de la pandemia, todos los ojos estarían puestos en su organización y las posibles consecuencias sanitarias. 

¿Qué impacto habéis visto en los asistentes? ¿Muchos aceptaron venir? ¿Hubo más o menos no-shows? ¿Más alegría por participar?

Todos nuestros invitados apreciaron la oportunidad de disfrutar del mejor tenis e incluso teníamos una larga lista de peticiones adicional que pudimos atender gracias a una organización impecable por parte de Tennium, de los compañeros de la Dirección de Relaciones Institucionales de Banco Sabadell y del compromiso del RCTB. Todos los asistentes disfrutaron de poder formar parte del torneo, se notaba que hay muchas ganas de volver a disfrutar de cierto grado de normalidad, de poder socializar aunque fuera siguiendo las estrictas normas sanitarias y manteniendo la inevitable distancia física. Fue un ejemplo de responsabilidad colectiva que ha beneficiado a todas las partes. 

¿Cómo evolucionó vuestra participación: entiendo que sin vuestro gran espacio propio, más centrado en relación en restaurante y palcos?

La activación de este patrocinio no se reduce a tener el espacio propio que en ediciones anteriores era el símbolo del village, sino a una presencia de marca muy bien pensada, diseñada y ejecutada, no invasiva, que convive con otras marcas y configura la imagen del torneo. Nuestro espacio no es solo un stand o un córner; es el espíritu del torneo y la totalidad de la organización. No nos planteamos ser solo una parte, nos fundimos con la organización del club para contribuir a que sea un éxito de todos.  

La presencia en la zona de hospitality y el restaurante responde a la parte proporcional que nos corresponde en tanto que main sponsor y que nos ayuda a desarrollar nuestras relaciones institucionales. Los palcos son una extensión de la estrategia de RR.II. que nos permite ofrecer una gran experiencia a nuestros clientes y seguir apoyando al RCTB y la ciudad de Barcelona abriendo las puertas del torneo y del mejor tenis a nuestros invitados.

 

 

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