De la inteligencia artificial al rural glamping: un incentivo nómada muy rompedor
Compartir noticia
Escuchar
A esta empresa de tecnología se le ocurrió reunir a los directivos de otras compañías tech en las que invierte (venture capital) y que ese encuentro fuera un reconocimiento a su trabajo, pero también, un momento de aprendizaje para seguir evolucionando en una de las tecnologías que están cambiando el rumbo de este siglo: la inteligencia artificial. Llegaron a Barcelona procedentes de varios países y no se podían imaginar lo que Fil Mediterranean les había preparado. Paseos por acantilados de vértigo y por pequeños senderos en el bosque, picnic en el campo y acampada en plena naturaleza en tiendas glamping a todo lujo o en casas rurales a las que solo se puede acceder en 4×4.
Las sesiones de formación sobre inteligencia artificial para sus negocios se hicieron en la casa privada de una familia de agricultores de la zona (la tendencia de conectar con lo local en estado puro). El pasado y el futuro se daban la mano en este incentivo nómada, que incluía un programa sorpresa. Les hicieron vivir situaciones que les sacaran de su entorno habitual con el objetivo de aumentar la creatividad y la capacidad para resolver problemas. Si salen de tu zona de confort estarán más receptivos. De ahí el contrapunto entre las actividades “futuristas” y un viaje por el mundo rural que comenzó en un antiguo pueblo reconstruido en medio de un valle, rodeado de montañas y casas de piedra donde se alojaron la primera noche y se reunieron al día siguiente. Cuando acabaron las sesiones subieron en los 4×4 hacia otra zona poco habitada, con un lago en un entorno de naturaleza ideal para una sesión de mindfulness. Luego salieron de nuevo en los jeeps hacia la zona de acampada, pero no durmieron en tiendas de campaña comunes. Es un incentivo, así que algo de lujo y glamour tiene que haber. Por eso hicieron glamping en tiendas equipadas con todas las comodidades, climatizadas, con camas, mesitas y muy elegantes. Todas situadas alrededor de un fuego y cerca de los cingles (riscos), con un perímetro de seguridad. Esa noche cenaron a la luz de las velas en un antiguo pajar decorado al estilo chill out, con alfombras y cojines en el suelo, dándole un toque rústico chic.
En ese mismo pajar se realizaron algunas sesiones formativas al día siguiente. Después salieron a caminar para despejarse y respirar aire puro hasta llegar a otra ubicación wow, donde hicieron otra sesión de IA, esta vez al aire libre. A la hora de la comida se montó un picnic especial con el que se despidieron de esta experiencia rural y natural antes de volver a la ciudad. Ya en Barcelona, y para que hubiera un poco de todo, se alojaron en un hotel 5*, eso sí, cerca de la montaña. La última sesión formativa se hizo en un espacio, situado en la Plaza Real de Barcelona, que estaba alineado con el concept del viaje, auténtico, natural y confortable.