Crónica de IMEX 2018, renovarse o morir
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Toca renovarse
Aparte de la manida pregunta que muchos asistentes se hacen todos los años nada más poner el pie en la feria, -¿qué tal ves la feria este año? o, ¿no crees que está más floja que el año pasado, o que IBTM, o mucho mejor…?-, lo cierto es que el salón de Frankfurt está haciendo un notable esfuerzo por añadir nuevos valores al mero hecho ferial, y está presentando cada vez más elementos innovadores, tanto en expositores como en contenidos, formatos y actividades. Hay ya muchos eventos MICE en la escena y cada vez la batalla por diferenciarse es más ardua. Por ello nos encanta que esta feria añada estos elementos nuevos y apueste por ir renovando los conceptos clásicos de “feria de muestras”.
En la edición de este año, al pabellón 8, el clásico, que reúne a los expositores tradicionales – destinos, hoteles, DMC’s, asociaciones, medios y empresas tecnológicas – le han añadido una parte del pabellón 9 en la que se presentaban varias interesantes secciones.
La Live Zone, un área (que nos recordaba a evento Days) para actuaciones en vivo de artistas, músicos, etc. Vimos allí los muñecos de Dundu, tocamos la guitarra eléctrica en una banda de rock and roll improvisada con visitantes (y sonamos hasta bien) y saltamos sobre un piano gigante haciendo música.
Los de C2 montaron dos de sus Labs: el SkyLab, una estructura tubular de trusses suspendidos a 9m de altura de la que cuelgan varios juegos de columpios que elevan a sus ocupantes y les dejan suspendidos en las alturas permitiéndoles llevar a cabo reuniones diferentes que despiertan la creatividad. ¡Toda una sensación charlar con el equipo de C2 sentados en nuestros columpios en las alturas! El Dark Lab, la otra instalación que presentaba C2, es una carpa hinchable en forma de cubo gigante de color negro. En su interior, y en total oscuridad, se provocan reuniones en las que al no verse los asistentes se rompen muchas barreras.
Un salón cada vez más humano
IMEX es un salón algo aburrido, de citas, de largas caminatas, de mucha gente con corbatas. Pero algo está cambiando pues los expositores están entendiendo que hay que abrir los stands, hay que montar fiestas al final de cada jornada, hay que atraer al visitante con gastronomía, música y simpatía. Y está funcionando. Hace unos años a las 17.30h no quedaba un alma por los pasillos y en esta edición a las 19h aún había muchas risas y visitantes tomando tranquilamente un vino con expositores.
La parte de Wellness también funciona en esta feria. Como los últimos años, la organización llevó a cabo el IMEXrun a las tantas de la mañana del segundo día con gran éxito de participación (¡esos runners madrugadores pueden con todo!). Y también montaron este año una Wellness Zone de masajes y relajación.
Los contenidos y el Legado
La feria propuso hasta 250 charlas impartidas por 170 oradores. Entre los temas que este año centraron las discusiones se habló de clásicos como la sostenibilidad, el futuro del mercado y el nuevo reglamento de protección de datos, pero sobretodo de un concepto que IMEX ha querido lanzar al mercado este año: el Legado (Legacy en inglés). El legado que dejamos nosotros como profesionales en el sector y el legado que dejan los eventos en los destinos, en las demás industrias a las que sirve… pero no solo un legado económico, sino también un legado de facilitador de la transmisión de ideas, de conocimiento… que ha permitido el desarrollo de la ciencia, de la medicina, del arte, de la política, de la paz. ¡Un bravo por nuestra industria y un gracias a IMEX por lanzar la rueda y poner en valor nuestra contribución colectiva más allá del dinero que podamos generar!
