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Brasil: un viaje de incentivos a la sostenibilidad

Brasil: un viaje de incentivos a la sostenibilidad

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Gala Alberdi
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El pasado 29 de septiembre, comenzó un viaje de incentivos diseñado por Grupo Nuba de 11 días por algunas de las regiones más espectaculares de Brasil. Tras ganar un concurso a nivel mundial, en el que tuvieron que crear un proyecto de sostenibilidad, transformación digital y cultura ágil, quisieron diseñar para un grupo un viaje por Río de Janeiro, Ilha Grande y la Amazonía brasileña, centrado en la sostenibilidad y la eficiencia: alojamientos sostenibles y experiencias para descubrir la biodiversidad de Brasil fueron la propuesta de valor de la agencia para este equipo que ha colaborado en buscar las soluciones para mejorar la salud de las personas y de nuestro planeta. Por Gala Alberdi

Diversa, colorida multicultural y polifacética, así es Río de Janeiro.

Comenzaron el itinerario con las vistas más impresionantes de Rio, en Pan de Azúcar. El conocido peñasco situado sobre una península que sobresale en el océano Atlántico, en la boca de la bahía de Guanabara, es un mirador natural en sí mismo, al que ascendieron con un viaje en dos etapas en teleférico. Tuvieron la oportunidad de admirar la estatua de Cristo Redentor en primera persona (una de las panorámicas más imponentes e icónicas de la ciudad) y de disfrutar de un paseo en catamarán.

Y antes de poner rumbo al siguiente destino, descubrieron la mayor reserva forestal urbana del mundo, ubicada en medio de la ciudad de Rio de Janeiro, la Floresta de Tijuca. Tras una pequeña caminata por el bosque, emprendieron un paseo en Jeep por toda la reserva, descubriendo la fauna y flora locales, mientras entraban en contacto con diversas especies de animales, como monos, pájaros y mariposas, además de aprender todo sobre la Selva Atlántica.

Ilha Grande

La Ilha Grande es parte de un archipiélago de 187 islas e islotes localizados en la Bahía de Ilha Grande, en la costa oeste del Estado de Río de Janeiro, y la región, conocida como Costa Verde, es una de las más bonitas de toda la costa brasilera. Así, alcanzábamos nuestro siguiente destino, repleto de bellos escenarios de montaña, selva y playas, y en el que el mar (predominantemente verde) alberga una valiosa riqueza natural.

Aquí emprendieron una caminata por la Mata Atlántica, hasta Playa de Lopes Mendes. La primera, está considerada como una de las zonas de biodiversidad más ricas del mundo; declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO, es hogar de 20.000 especies vegetales y de más de 2.000 especies de animales. Sin embargo, es una de las regiones en mayor peligro de extinción de nuestro planeta, y es que el 90% de su extensión original ha sido destruida por la mano del hombre. Aquí aprendieron del gran impacto que puede llegar a tener el ser humano en el mundo, y de lo necesario que es cuidarlo de verdad, con iniciativas sostenibles que puedan aportar soluciones reales. Tras el recorrido, alcanzaron la Playa de Lopes Mendes, una de las más bonitas del litoral brasilero.

 Amazonía

Y, finalmente, llegaron al último destino del viaje, la Amazonía, una gran región de la zona horizontal y septentrional de América del Sur, en la que se incluye la selva tropical de la cuenca del río Amazonas. Con siete millones de kilómetros cuadrados, repartidos entre nueve países, se trata del bosque tropical más extenso del planeta. Nos encontramos, así, ante una de las regiones con mayor biodiversidad que existen, y ante una de las siete maravillas naturales del mundo.

El alojamiento (íntimos bungalows ubicados en los alrededores de la selva amazónica), permitió vivir el espectacular paisaje desde dentro y desde una nueva perspectiva; y es que, siguiendo el estilo arquitectónico y las técnicas empleadas por los habitantes nativos del río Amazonas, se encuentra construido sobre altos pilotes que descansan al nivel de las copas de los árboles.

Así, presenciaron el fenómeno del Encuentro de las Aguas de los Ríos Negro y Solimões, en el que sus aguas recorren paralelas un largo trecho, sin mezclarse, hasta formar el río Amazonas; emprendieron un recorrido en canoa a través de los igarapés (arroyos) e igapós (bosques inundados), nadando, observando delfines y escuchando los misteriosos ruidos del bosque en el camino; y se adentraron entre los senderos del bosque, acompañados por un guía privado, que transmitió todos sus conocimientos de supervivencia en la selva, ofreciendo a cada paso explicaciones sobre la fauna amazónica, y mostrando plantas comestibles, medicinales y útiles para cualquier circunstancia que pudiésemos encontrar.

Y después, realizaron una nueva caminata, en esta ocasión con el objetivo de concienciar sobre la importancia de mantener en pie la Selva Amazónica, por lo que tuvieron la oportunidad de sembrar nuestro propio árbol (una especie nativa), aportando un pequeño granito de arena al cambio que queremos ver en el mundo.

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