4.000 adventistas se reúnen en Valencia

Valencia, ciudad ganadora. El AYC se celebra cada cuatro años, pero nunca en el mismo lugar. Según Stephan Sigg, director del departamento de jóvenes de la división intereuropea de la iglesia adventista del séptimo día, “el congreso viaja por Europa. Lo eligen y votan los jóvenes directores de la Iglesia Adventista de cada país de Europa. Cuando en 2013 se pidió al equipo nacional en España como país de celebración del congreso de 2017, de las ciudades propuestas, Valencia resultó ser la ganadora. Además Feria Valencia ofrecía unas instalaciones que se adecuaban a las características del congreso: buena conexión con el aeropuerto, espacio en los pabellones para acoger al gran número de participantes o la instalación de duchas en los bloques”.

“El viaje” como leitmotiv. Es un evento basado en la convicción de que estamos de paso en la tierra. Según los organizadores, se hace hincapié en que mientras transitamos en ese viaje necesitamos cuidar unos de otros, respetar nuestro planeta y saber hacia dónde vamos. Por eso, generar impacto entre los participantes a través de actividades en las calles de Valencia, compartiendo con los ciudadanos y turistas mensajes positivos de salud, literatura gratuita y talleres sobre la reforma protestante que cumple este año su 500º aniversario. “La acción principal fue crear, junto con la población de Valencia, el mosaico de clavos más grande del mundo, consiguiendo a la vez un record Guinness. Se podían hacer fotos y transportar el mosaico de 5m por 3m” nos cuenta Stephan.

Aumento de jóvenes. Como se ve en muchos congresos que rotan, España atrae mucho. De hecho este ha sido el congreso más numeroso en cuanto a asistencia, con 4.000 participantes. Según Stephan Sigg, “hemos experimentado un incremento de unas 1.500 personas con respecto al congreso anterior en Novi Sad, Serbia. Una de las razones de este incremento es que Valencia tiene un gran atractivo ya que muchos de los grupos juveniles han asistido no solo al congreso, sino que han aprovechado para disfrutar de unos días de vacaciones antes o después del evento”.

Alojamiento, montaje, diferencias culturales. Un evento del tamaño del AYC presenta desafíos. Desde el punto de vista logístico, el alojamiento fue un reto. “En una ocasión, los participantes durmieron en el suelo, en las aulas de un colegio público, incluso alojamos a los participantes en colegios mayores que estaban libres durante el verano. En Valencia, optamos por la opción de hacer camping indoor, pero esto traía consigo la dificultad de proveer más de veinte duchas y tiendas suficientes para 2.500 personas”, nos explica Stephan Sigg. Otro desafío: la variedad de idiomas. Contaron con la ayuda y cooperación de las delegaciones que proporcionaron traductores e intérpretes. Temas de catering, escenario, instalaciones técnicas representaron un desafío, para este colectivo con recursos económicos limitados. Pero gracias a un equipo de más de 150 voluntarios pudieron lidiar positivamente.