2.300 alumnos se gradúan (presencialmente) en la IE University
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Evento anual con redución de asistentes
IE University, anualmente, entregan a sus graduados en las distintas escuelas. Frente a los actos multitudinarios de años anteriores con hasta 4.500 alumnos a la vez en un mismo espacio, la universidad se enfrentaba este año a un reto logístico y organizativo diferente con el fin de garantizar la seguridad de los asistentes. Este año, el número de alumnos se ha reducido a 2.300 personas durante dos semanas (del 13 al 16 y del 20 al 22 de julio), llegando a realizar hasta cinco graduaciones distintas en un mismo día.
Retos de montaje
El proyecto, desde el principio exigió bastante logística, tanto previa como durante el evento, “la capacidad de reacción ha sido uno de los elementos fundamentales para el correcto desarrollo de los actos,” nos señalan desde la agencia. Por ello, las graduaciones se llevaron a cabo simultáneamente en dos espacios en las instalaciones que la universidad tiene en María de Molina y Serrano para dar cabida a todos los alumnos. Dos carpas grandes de 27,5 x 12,5 y de 22,75 x 10,3 y dos pequeñas con un tamaño de 7,75 x 5 construidas con telas con los colores corporativos han sido los espacios donde se han producido estas graduaciones. Estas contaban con un escenario con mostrador para la entrega de títulos, pantalla de led de 3x2m, un montaje luminotécnico y un sistema ventilación para garantizar la circulación del aire.
Protocolos anti Covid (todavía muy necesarios)
La organización de los actos ha contado con estrictos protocolos de seguridad. Los alumnos eran citados en el espacio con al menos 30 minutos de margen. En el acceso se les tomaba la temperatura, se comprobaba sus datos y se acreditaba que los datos volcados en su app covid tracer (donde se indicaba si eran negativos en antígenos) estaban correctos.
Tras ello, accedían al recinto, donde se les entregaba su toga y accedían al photocall, donde debían mantener la distancia y la mascarilla. Cada alumno recibía además un kit de seguridad que tenía gel hidroalcoholico, un paipai y una mascarilla FPP2 personalizados. Cada asiento, colocado respetando la distancia mínima de seguridad, se marcó con una etiqueta con el nombre y apellido del alumno. Una vez finalizado el acto, los alumnos salían ordenadamente de la carpa para recibir un regalo, devolvían sus togas y salían por un recorrido diferente a por el que entraban. Tras cada acto se desinfectaban todas las instalaciones y elementos.