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«Vivir por amor al arte», un nuevo libro para explorar la contratación de artistas

«Vivir por amor al arte», un nuevo libro para explorar la contratación de artistas

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Eric Mottard
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Ha trabajado con Plácido Domingo (quien firma el prólogo), Andrea Bocelli, los Gipsy Kings o Montserrat Caballé. A lo largo de 25 años, Manuel J. Villegas (Totalisimo) ha representado a algunos de los artistas más destacados del mundo y trae ahora un poco de esta experiencia en un libro: “Vivir por amor al arte”. Hablamos con él, precisamente cuando estaba entre Turquía y Dubai con los Gipsy Kings, y sacamos algunos mensajes clave.

Una herramienta universal

Es el punto de partida: desde siempre la música ha tenido un valor universal en nuestras sociedades. “A todo el mundo les gusta la música”, cuenta Manuel, argumentando así el valor de este tipo de actuaciones en eventos.

Cuidado con tus gustos

Es lo primero que nos destaca Manuel, un error frecuente: tomar el artista que te gusta a ti o al director. Pensar en el público, en la identidad de la marca, en el ambiente que quieres crear, es más importante que satisfacer la pasión del director por tal o cual. Quién es el público (edad, estilo, nacionalidad, gustos), posicionamiento de empresa, objetivo del evento… son claves para decidir qué artista escoger.

La selección del artista condiciona mucho el evento

Dependiendo de la decisión del cliente, la experiencia de todo el evento será muy diferente, puesto que “la influencia del artista va mucho más allá de sus x minutos de actuación”: el artista marca mucho el evento y a menudo será lo más memorable con el cual se quedarán los asistentes. Toma bien esta decisión…

El artista es una herramienta de entretenimiento… pero también de comunicación

Obviamente tienes que tener en cuenta el estilo y ambiente del evento (en un torneo de golf, no pongas un grupo de rock, sino apuesta mejor por música lírica…). Según Manuel, un estilo musical que encaja en muchísimos eventos es el flamenco.

Algunos artistas están más relacionados con ciertos valores (elegancia, clasicismo, atrevimiento… o cierta nacionalidad o cultura)

Por ejemplo, “en un evento para Mapfre en Miami para 2.500 personas, la marca quería que la gente se sintiera como en España, y que la gente bailara rumba. Eligieron los Gipsy Kings que, aunque no sean de nacionalidad española, transmiten la música española de manera reconocible por cualquiera, y la gente se sentía como en casa”.

Una gestión compleja

Cada artista tendrá sus propias exigencias, y la contratación siempre tiene muchas dimensiones. El organizador “tiene que saber de contratación, de producción técnica, de logística, de gestión de la hospitalidad del artista, de derechos de autor… o estar asesorado por el profesional adecuado”. Y alerta del hecho de limitarse a ver el coste del artista. “Si contratas un artista de 15.000 euros, tienes que tener en cuenta la parte técnica, logística, son esenciales y suponen otro coste importante”.

Cuidado con los permisos y contratos

Un evento de empresa tiene a menudo una dimensión de promoción de marca. Aquí es esencial tener muy claro lo que acepta y no acepta el artista. “Determinados artistas limitan la asociación de la imagen en el evento y no quieren marca en el escenario. Tienes que diferenciar la campaña de comunicación y asociación con la marca de un lado, y el show de otro: el artista se compromete a un show, pero cualquier asociación de marca se tiene que especificar con cuidado”. Algunos artistas no quieren que haya una marca o prensa, no lo descubras en los ensayos…

Múltiples peticiones, menos flexibilidad

Es un detalle pero impacta las condiciones que se acordarán: “si varias agencias piden presupuesto al artista, este se vuelve menos flexible y se puede acabar pagando más”, cuenta Manuel. Un problema frecuente si el concurso implica a varias agencias y que el cliente ha especificado que quiere tal artista.

Conectar con el público

Es interesante tomar artistas que quieran eventos, que socialicen más que solo ir y hacer lo mínimo. Pero a menudo el artista se preocupa. “Siempre he pensado que un artista grande lo es no solo por cómo canta sino por cómo conecta, escucha al público. No llegas tan alto si no quieres conectar. Los buenos artistas en general respetan su público y quieren hacerles vivir una experiencia”, comenta Manuel. Respetan también a los equipos de trabajo. “En un evento para un laboratorio con Fangoria, vimos que Alaska tiene la costumbre de saludar a todos los técnicos, además de preguntar sobre el cliente para darle paso”. El reto puede ser otro: el equipo del artista. A menudo el artista no necesita tanto mimo, pero su equipo quiere demostrar su valor y pide muchísimo, más que lo necesario.

El manager, pieza esencial

Es el actor que trabaja para las dos partes y asegura que todas las dimensiones de esta relación (briefing, contrato, actuación, medios técnicos, etc.) se gestionen bien.

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