Valladolid ofrece los 365 días del año un lugar perfecto donde trabajar y disfrutar de su historia, eventos y gastronomía

Valladolid ha sabido además colarse en el mapa de cualquier amante de la gastronomía y el vino. Se ha ganado el título de “Capital Mundial de la Tapa”, no sólo por acoger cada año el Concurso Nacional y el Campeonato Mundial de Tapas, sino porque ha sabido hacer de estos bocados una combinación perfecta entre sabor, vanguardia, tradición y originalidad. Pero la gastronomía vallisoletana no se puede entender sin la cocina tradicional del lechazo asado al horno de leña, las sopas de ajo, sus quesos, sus dulces e incluso su huerta, como los espárragos blancos de Tudela de Duero que fueron capaces de enamorar al propio Ferrán Adriá. Además, la provincia cuenta con ocho denominaciones de origen, haciendo del vino una seña de identidad de Valladolid y convirtiéndola en el lugar perfecto para catar sus poderosos tintos, sus afrutados rosados y la clase de sus blancos. En la provincia conviven los vinos de Ribera del Duero, Rueda, Cigales, Toro, León, Vino de Pago Abadía Retuerta, Vino de Pago Urueña y Vino de Pago Dehesa Peñalba. A esto hay que añadir cuatro rutas del vino, perfectas para conocer patrimonio y cultura del vino como son la ruta de Ribera del Duero, de Rueda, de Cigales y de Toro.

Este escenario convierte a Valladolid en un lugar único para la celebración de cualquier evento. La ciudad ofrece diferentes salas de reuniones y sedes especiales para la realización de congresos. cuenta con la amplitud del Auditorio Miguel Delibes; la versatilidad del Centro de Congresos y la Feria de Valladolid; el encanto del Palacio de Congresos Conde Ansúrez; la majestuosidad del Teatro Calderón; entornos únicos como el Museo de Arte Contemporáneo Patio Herreriano o el Centro Cultural San Agustín; y la modernidad de espacios como el Museo de la Ciencia o la Cúpula del Milenio. Una diversidad de espacios capaces de adaptarse a cualquier tipo de evento que se unen a una ciudad que no descansa para ofrecer experiencias únicas los 365 días del año.

Valladolid es una ciudad que sorprende en cada uno de sus rincones. Muy conocida por su Plaza Mayor, por su Semana Santa, o por la calidad de sus tapas y vinos; Valladolid esconde grandes tesoros en sus calles. Algunos están relacionados con grandes eventos de la historia, otros nos descubren lugares únicos.

La Plaza de San Pablo es una de las que más historia esconde, siendo una muestra del Valladolid de la Corte. Allí nos encontramos la iglesia de San Pablo, un verdadero retablo en piedra; pero también el Palacio de Pimentel, donde nació Felipe II; o el Palacio Real, lugar de residencia de Carlos V o Isabel de Portugal, entre otros.

Por otro lado, Valladolid es la ciudad donde Cervantes escribió parte de El Quijote, o donde nacieron José Zorrilla, Rosa Chacel o Miguel Delibes. Pero también es el lugar donde los grandes imagineros de la historia dejaron su legado: es el caso de Juan de Juni, Gregorio Fernández o Alonso Berruguete.

Además, Valladolid sorprende por sus calles y rincones. Es el caso del Campo Grande, un parque romántico donde encontrar, entre otras especies, pavos reales; la playa de las Moreras, a orillas del río Pisuerga; o el Pasaje Gutiérrez, una galería comercial al estilo parisino del siglo XIX.

La capital vallisoletana está situada además en un lugar estratégico, en el centro de la submeseta norte, a tan sólo una hora en AVE de Madrid y conectada con una importante red de autovías y un aeropuerto internacional.

Se trata además de una ciudad cargada de vida cultural y eventos. Desde la celebración de Pingüinos en el mes de enero, su Semana Santa, el Festival Internacional de Teatro y Artes de Calle, Plaza Mayor del Vino, la Seminci o el Concurso Nacional y el Campeonato Mundial de Tapas. A esto se unen museos como el Museo Nacional de Escultura, el Museo de Arte Contemporáneo Patio Herreriano, el Museo Oriental o el Museo de la Ciencia.

Valladolid destaca además por su gastronomía, en la que convive la tradición de su lechazo asado al horno de leña o de sus dulces, con la vanguardia y calidad de sus tapas. Además, la provincia cuenta con ocho denominaciones de origen, haciendo del vino una seña de identidad de Valladolid y convirtiéndola en el lugar perfecto para catar sus poderosos tintos, sus afrutados rosados y la clase de sus blancos. En la provincia conviven los vinos de Ribera del Duero, Rueda, Cigales, Toro, León, Vino de Pago Abadía Retuerta, Vino de Pago Urueña y Vino de Pago Dehesa Peñalba. A esto hay que añadir cuatro rutas del vino, perfectas para conocer patrimonio y cultura del vino como son la ruta de Ribera del Duero, de Rueda, de Cigales y de Toro.