Tres consejos para aumentar tu productividad

Levántate temprano: ¿No dicen que las dos primeras horas del día son las mejores para practicar deporte y activar nuestro cuerpo? Parece que a veces se nos olvida que nuestro cerebro forma parte de él y que, de hecho, ¡es el órgano que más energía consume de todos! Las dos primeras horas del día son también las que más benefician la efectividad y la creatividad, especialmente si ya sabemos qué queremos hacer y nos ponemos manos a la obra justo al despertarnos. Es decir, si utilizamos las horas de la noche para planear nuestras tareas de la mañana siguiente estaremos utilizando este tiempo nocturno (normalmente poco productivo) de forma inteligente, dejándonos el terreno preparado para arrancar con fuerza a la mañana siguiente con tareas más exigentes a nivel de creatividad o inteligencia… ¡A madrugar!

Limita tu disponibilidad: Hoy en día, aquel que no comprueba su email cada dos minutos, lleva el móvil en la muñeca (o peor aún, ¡un smartwatch!) para recibir avisos y tiene dos números disponibles 24/7 parece estar desconectado del mundo. Mientras que esta constante disponibilidad y conexión con el mundo exterior nos beneficia en muchos sentidos, a la hora de centrarnos en realizar una tarea es muy contraproducente. Piensa en todas las veces que has mirado tu móvil, iwatch, ordenador… para comprobar tus mensajes y correos durante el día de hoy: ¿diez? ¿cincuenta? ¿doscientas? Calcula que pierdes un minuto si no tienes cosas pendientes, cinco si hay algo urgente y lo solventas con rapidez. El tiempo total perdido como consecuencia de esta tendencia a la omnipresencia aumenta a números preocupantes, ¿verdad? Prueba a desconectar de todo mientras realizas una tarea importante y limita tu atención a aquello que quieres llevar a cabo. Ya habrá tiempo de mirar emails en momentos de productividad reducida.

Divide tu trabajo en mini tareas: Nos encanta ponernos metas imposibles, pero estas solo ayudan a la productividad cuando creemos en la posibilidad de alcanzarlas. Ponernos metas más alcanzables nos ayudará a eliminar la frustración que produce esa lista llena de cosas pendientes y nos motivará para seguir trabajando, alcanzando mini metas. Además, todos sentimos un placer casi enfermizo cuando ponemos un check en nuestro organizador de tareas y un círculo verde nos indica que lo hemos conseguido, o cuando tachamos algo en papel que estábamos arrastrando desde hace días. Así que ya sabes, divide una gran tarea en mini metas que puedas alcanzar en periodos de tiempo inferiores a un día, así siempre sentirás el progreso de tu trabajo. Y si te motivas con un pequeño premio (un café, una galleta o un paseo), tus niveles de dopamina aumentarán, generando un oasis de felicidad y placer que podrás aprovechar como motor para emprender una nueva tarea.