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La amenaza (y la oportunidad) es MUY real

La amenaza (y la oportunidad) es MUY real

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Eric Mottard
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Llenar el expediente. Parecer responsables de cara a la galería. Conseguir algún argumento de venta para multinacionales cuidadosas con su imagen… A menudo estos han sido los motivos detrás de las iniciativas de sostenibilidad que nuestro sector ha emprendido. Sí, claro, somos más responsables que antes, pero en el fondo, me parece que no somos conscientes del riesgo. Como si estuviéramos en la fabulosa “no mires arriba”, los problemas que comentamos son los concursos masivos, la dificultad de encontrar free lance, la falta de reconocimiento por la labor maravillosa que hacemos… pero la amenaza ante la cual nos encontramos es que acabemos siendo vistos como una industria irresponsable en un mundo para el cual el cambio climático se vuelve una prioridad absoluta. Por lo menos es lo que sugiere un artículo en la venerable publicación Nature sobre la oportunidad de organizar eventos virtuales. Eric Mottard

El título lo expresa de forma clara: “La tendencia hacia conferencias virtuales e híbridas puede ser una estrategia eficaz de mitigación del cambio climático”. Y este potente artículo sigue, analizando en detalle el impacto de un evento presencial vs uno virtual. “Teniendo en cuenta la comida, el alojamiento, la preparación y ejecución, la tecnología, la comunicación y el transporte, la transición de una conferencia en persona a una virtual puede reducir la huella de carbono en un 94% y el uso de energía en un 90%”. Sigue con una previsión que podría ser crítica para el marketing de destinos: “Para mantener más del 50% de participación presencial, los centros seleccionados para conferencias híbridas pueden reducir la huella de carbono y el uso de energía en dos tercios”. Las conexiones, la proximidad de grandes zonas de población podrían ser un argumento de venta más potente aun mañana.

El artículo nos amenaza, pero también recuerda nuestra fuerza, explicando que participan en eventos profesionales más de 1.500 millones de participantes, sumando un volumen de 2,5 billones de dólares y 26 millones de puestos de trabajo. Además, el número de eventos internacionales regulares (≥50 participantes) se duplica cada diez años, y se espera que el tamaño del mercado de la industria de eventos de un billón de dólares crezca a una tasa del 11,2% durante esta década.

Otra paliza nos viene de este dato: que la huella de carbono de la industria de eventos globales es del mismo orden de magnitud que las emisiones de todo Estados Unidos (EE. UU.), responsable de más del 10% de las emisiones globales de CO2. Ouch!

El estudio analiza el impacto medioambiental completo de los eventos, y las formas de reducirlo. Es completo (y algo complejo) pero entre los aprendizajes, podemos destacar que:

  • La huella de carbono se puede reducir en un 94% y el uso de energía en un 90% al cambiar de conferencias presenciales a virtuales.
  • Modelizando varias configuraciones de origen de los participantes, porcentaje de asistencia presencial vs virtual y número de centros de eventos (con la idea de eventos multi-sede), aparece que la reducción de la huella de carbono y energía de las conferencias presenciales a un tercio se puede lograr con <50% de participación virtual. El estudio aboga así por modelos híbridos.
  • El transporte es el punto crítico ambiental. Y el 10-20% de los participantes con los viajes más contaminantes contribuyen a una parte sustancial (20-70%) de las emisiones totales. Una ubicación de la conferencia con una mejor conexión de tren a otras ciudades permite reducir la huella de carbono.
  • La comida y el alojamiento representan el 18% y el 13% de la huella de carbono total. Significativo pero secundario comparado con el transporte. Sin sorpresa, el estudio recuerda que la carne, especialmente de ternera, consume más espacio y agua que otros tipos de comida, especialmente que comidas vegetales.
  • El estudio aconseja eventos multi-sede, que permiten que la gente se acerque a un evento cerca de su casa y comparta así momentos con otros profesionales. Una forma de mantener la dimensión social del evento y de evitar las distracciones frecuentes en eventos puramente online, pero sin requerir al transporte aéreo. No olvidemos que este estudio no plantea temas como los retos de conectar diferentes sedes (a nivel de tecnología, formatos, soluciones para estimular la interactividad…).

Este apasionante estudio permite entender las dos variables clave que tienen los organizadores para limitar su impacto: la MTD (distancia máxima viajada), y el MVP (participación virtual máxima). El organizador de mañana podría tener estas dos variables como palancas clave para optimizar su impacto medioambiental. Todo el mundo en virtual es claramente lo que más reduce las emisiones, pero podremos jugar con estas variables para por lo menos contener el impacto (por ejemplo, hubs que permiten que nadie viaje más de 5.000km, o limitar la participación presencial al 50% del público). Los retos de formatos y la dificultad de combinar presencialidad y virtualidad se tendrán que solucionar… ¡pero esto no es el trabajo de Nature!

Estos datos son una ducha fría para quien piense que podemos seguir con el “business as usual” pero también una herramienta de entendimiento del impacto medioambiental de los eventos y de las soluciones para limitarlo. No cabe duda de que necesitaremos vernos mañana, así que definamos cómo lo podemos hacer de forma más responsable. Si no escuchamos nosotros… lo podrá escuchar el responsable de RSC de una multinacional. Mejor que tomemos las riendas nosotros, ¿no?

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