¿Qué podemos aprender del sexo para crear experiencias y eventos?
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Las experiencias sensoriales
El placer es una cuestión cerebral por lo que pasa sí o sí por activar los cinco sentidos. Para la psicóloga Lydia Poch, cuanto más los estimulemos más predisposición al placer generamos. Tanto es así que uno de sus talleres de aprendizaje sexual se llama “erotiza tus sentidos” y en él se trabajan diferentes dinámicas para aumentar las sensaciones placenteras a través de los sentidos.
Las experiencias sensoriales, además, son una buena estrategia neurológica de impacto. Seguro que has ido a un evento hace años y todavía lo recuerdas por sus colores, olores, música o catering. Pues se quedaron grabados en tu hipocampo, el encargado de la memoria emocional que, junto con el hipotálamo, filtra cada acontecimiento vivido y nos lleva a recordar las experiencias por asociarlas con sensaciones.
¿El audiporno?
Arola Poch, psicóloga y sexóloga, nos hablaba del audioporno como un mercado incipiente en España: historias dirigidas al oído que fomentan la fantasía, al tiempo que convierten a la voz en el órgano erógeno por excelencia. Muchas marcas ya se están sumando a lo que se conoce como “branded audio”, incluso YouTube permitirá la opción de publicidad solo en audio. Según el estudio de tendencias digitales 2021 del IAB, las marcas ya no solo trabajan su imagen visual sino también su imagen de voz que “permite construir una relación más fuerte, real y duradera”. El contenido de audio está ganando popularidad para combatir la “zoom fatigue” y tiene papeletas para instalarse con fuerza en nuestro sector, sobre todo en eventos virtuales donde la vista se cansa.
La personalización y la omnicalidad
La personalización de la experiencia era una de las tendencias más pujantes en eventos: convertir al asistente en el centro de la atención y ofrecerle una experiencia adaptada. Si queremos ser relevantes para nuestros asistentes y responder a lo que desean, debemos tener los máximos datos posibles sobre ellos. Como en el sexo, saber qué le gusta al otro, qué le enciende o qué tiene ganas de probar facilita dar en el punto G.
El evento debe ir mucho más allá del día D porque el asistente demanda la omnicanalidad y desea más puntos de contacto mantenidos en el tiempo. Piensa en una campaña de activación por redes sociales, a posteriori desengranando y adaptando los contenidos según el canal o red social… Incluso el evento puede nutrirse también de las redes sociales en directo, llevando a escena la omnicanalidad.
La sorpresa
El neurocientífico Greg Berns llevó a cabo un estudio en el cual solicitaba a los participantes que se introdujeran un tubito en la boca y se tumbaran en el interior de un escáner de imagen por resonancia magnética funcional. Escaneaba así sus cerebros en busca de evidencias de placer mientras se les suministraba agua y zumo.
En un momento dado se introdujo el elemento sorpresa y ¡los circuitos cerebrales del placer se activaron más! “Cuanto más predecible era el deseo satisfecho, menos placer producía, pero si era impredecible y no sabían si iba a ser zumo o agua, disfrutaban mucho más y ese placer no disminuía con el tiempo. Cada nueva recompensa venía a resolver su propio microsuspense, y la emoción de la espera hacía la experiencia más placentera durante un período de tiempo más largo”.
La estimulación previa
Lo dejamos para el final pero debería ser siempre el principio. Las dating apps nos recuerdan la importancia de una buena campaña de activación previa para calentar el ambiente; son puros teasers ¡y esto funciona! Jugando con la mente y las emociones, dando pistas, creando expectación, guardando lo más interesante… Y explotando también los posibles “ganchos”: al parecer las fotos con perros funcionan para conseguir más likes, según un estudio de la empresa de investigación de mercado YouGov. Calentar a los asistentes con una buena campaña omnicanal, engancharlos antes de que el evento empiece (con o sin perros), supone tener parte del éxito asegurado.
