Qué nos enseñan las fiestas populares para el sector MICE
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Participación y comunidad: La Tamborrada en San Sebastián. Durante la madrugada del 20 de enero en San Sebastián, comienza una de las fiestas más ruidosas del mundo, en la que más de 15.000 personas tocan sus tambores a lo largo de la ciudad. Esta festividad, que se remonta a la época de la invasión napoleónica, cuando las mujeres tocaban los tambores en burla a los franceses, simboliza la unión de los habitantes contra el enemigo y realza la identidad vasca. Unión e identidad son dos ingredientes fundamentales que no pueden faltar en ninguna convención o teambuilding. Y los antropólogos saben muy bien que desde las cuevas, la percusión y el ritmo son grandes generadores de efecto de comunidad en eventos.
Innovación y creatividad dentro de la tradición: Las Fallas de Valencia. Las Fallas combinan tradición e innovación mediante la creación de enormes monumentos de cartón piedra que luego son quemados. Cada año, los artistas falleros innovan en los diseños y en la tecnología utilizada para hacer más impresionantes estas figuras. Varios aprendizajes aquí. Primero esto nos recuerda el increíble potencial creativo de la arquitectura efímera, nos abre a materiales ligeros y sorprendentes, juega con el espíritu competitivo de diferentes grupos, y finalmente no solo aceptan, sino que abrazan la naturaleza efímera del evento: no queda nada, todo se destruye, un enfoque muy diferente al sagrado concepto actual de legado, pero la celebración efímera es preciosa también. Y de paso las Fallas han creado una cultura de diseño y de creatividad que sí que se quedan en el tiempo y diferencian Valencia.
Importancia de una buena planificación y logística adaptada a los nuevos tiempos: La Tomatina en Buñol (Valencia). Esta fiesta, en la que los participantes se lanzan tomates entre sí, ha crecido en popularidad desde sus inicios como un evento local, atrayendo a miles de personas de todo el mundo. La alta participación se logra gracias a la activa implicación de la comunidad local en la organización y ejecución del evento. Las fiestas de los pueblos, a menudo organizadas por comunidades pequeñas, requieren una planificación logística impecable para gestionar grandes multitudes. La Tomatina es un ejemplo de cómo un evento puede adaptarse a las circunstancias sin perder su esencia, mejorando al mismo tiempo sus resultados. La implementación de un sistema de venta de entradas para gestionar la afluencia y generar más ingresos para la comunidad es una muestra de esta adaptación. La Tomatina muestra también lo loco que puede ser un evento y cómo a veces hay que ir más allá de “ni lo plantees” inicial. Imagina una sesión de creatividad… ¿quién hubiera apostado por un evento en el cual la gente se tira tomates?
Sostenibilidad: Boloencierro de Mataelpino (Madrid). Esta festividad surgió en 2009, cuando los habitantes de esta localidad, decidieron prescindir de la tradicional vaquilla para celebrar sus encierros, optando en su lugar por una bola gigante. Esta opción, más económica y de bajo impacto ambiental, ya que no implica el uso de animales vivos y permite la reutilización de la misma bola año tras año, es un ejemplo de cómo reinventar eventos tradicionales para adaptarlos a los nuevos tiempos. La innovación en los modelos de organización, aunque sea para reducir costes, no tiene por qué suponer una bajada en la calidad del evento; a veces, puede convertirse en su principal atractivo.
Experiencias inmersivas: La Fiesta Mayor de Premià de Mar (Barcelona). Esta celebración anual recrea la invasión de piratas berberiscos en las costas de esta localidad catalana, con un enfoque histórico y cultural que promueve la participación activa de habitantes y visitantes. Los momentos culminantes de la fiesta, como el desembarco de los piratas en la playa y su posterior expulsión, permiten al público participar activamente, convirtiéndose en parte de la narrativa. Este evento es un claro ejemplo de una experiencia inmersiva, en la que los asistentes no solo observan, sino que también se sumergen en la acción y la historia. Utilizar narrativas poderosas, diseñar actividades interactivas y cuidar la ambientación pueden hacer que los asistentes vivan una experiencia integral, recordando mejor el evento y logrando una comunicación más efectiva.
Adaptación del evento a los enclaves históricos del destino: Jornadas Medievales de Recreación Histórica en el Castillo de Almodóvar (Córdoba). Este evento recrea las costumbres y la vida cotidiana del siglo XIV, centradas en las rebeliones entre Pedro I «El Cruel» y Enrique II de Castilla por la posesión del castillo. Aporta un gran valor al Castillo de Almodóvar al utilizar su entorno histórico para crear una experiencia que atrae a visitantes y fomenta el turismo cultural. Además, el evento se beneficia de una localización histórica privilegiada como es un auténtico castillo medieval. Al aprovechar los recursos del castillo y su historia, las jornadas no solo educan y entretienen, sino que también refuerzan la identidad y el patrimonio del lugar, revitalizando el interés por su conservación y promoviendo su relevancia en la región. Las sinergias entre espacios y eventos son un valor muy interesante a la hora de dar visibilidad a un destino y a sus bienes históricos. Ya lo mencionamos en nuestro artículo sobre los Juegos Olímpicos de París 2024, donde se utilizaron escenarios emblemáticos como los Campos Elíseos o la Torre Eiffel para las competiciones. Sin embargo, como vemos, este recurso ya se utilizaba en lugares como Almodóvar del Río.