Qué nos enseña el modelo de aprendizaje experiencial en nuestros eventos formativos
Compartir noticia
Escuchar
El aprendizaje experiencial se basa en la idea de que las personas retienen mejor la información a través de la experiencia directa. Según el modelo de David Kolb, el ciclo de aprendizaje experiencial comprende cuatro etapas: la experiencia concreta, la observación reflexiva, la conceptualización abstracta y la experimentación activa, cuatro etapas que permiten afianzar los conocimientos. Y te preguntarás: ¿todo el mundo aprende de la misma manera? ¿Este modelo aplica a cualquier tipo de persona?
Para esto, Kolb también elaboró una clasificación que agrupaba a los tipos de alumnos según sus preferencias a la hora de asimilar la información. Alumnos activos o divergentes, reflexivos o asimiladores, teóricos o convergentes y pragmáticos o acomodadores. Estas categorías fueron creadas dado que el investigador advirtió que toda persona se especializa en una o dos de estas etapas. Por ello, este modelo es interesante ya que reconoce que cada individuo aprende de manera diferente y permite personalizar las experiencias formativas.
Etapa 1 – la experiencia concreta. Esta supone la colocación del individuo en situaciones reales. Se relaciona con la experimentación, causar situaciones para poder hacer visibles las necesidades de aprendizaje y poder empezar a tomar contacto con la teoría. De cara a los eventos formativos, destacan las actividades prácticas, las simulaciones y los role-plays. Organizar talleres donde los participantes puedan interactuar con el contenido o las herramientas que se están presentando o crear escenarios donde se observe el problema a tratar permite tomar contacto con los contenidos de manera muy concreta. Por ejemplo, en una formación de ventas, simular una conversación con un cliente para que los vendedores identifiquen problemas y vías de mejora hará que el conocimiento pueda nacer incluso del alumno. Pero esto ya lo sabías, lo que probablemente no pensabas son las otras etapa que permiten consolidar este conocimiento. Allí vamos…
Etapa 2 – la observación reflexiva. En este momento la persona reflexiona sobre lo vivido y elabora una serie de hipótesis sobre el significado del aprendizaje. Los debriefings, diarios de reflexión y discusiones pueden condicionar que después de cada actividad práctica, se organicen las ideas sobre lo aprendido y se puedan abrir espacios de debate sobre lo que los asistentes hicieron, observaron y sintieron. Siguiendo con el ejemplo de la formación en ventas, tras una actividad de simulación, reunir a los participantes para discutir qué funcionó bien y qué se podría mejorar; empezará a esbozar el aprendizaje sacado de la jornada.
Etapa 3 – la conceptualización abstracta. En esta etapa, el aprendiz desarrolla teorías y conceptos que explican sus observaciones y reflexiones. Es el momento de integrar el conocimiento nuevo con el conocimiento previo y de formular conclusiones. Los participantes podrían trabajar en grupos para desarrollar modelos teóricos o principios que expliquen sus experiencias. Por ejemplo, en un curso sobre técnicas de negociación, podrían identificar y discutir las estrategias teóricas más efectivas basadas en su experiencia y reflexión.
Etapa 4 – la experimentación activa. El aprendiz aplica los conceptos y teorías desarrollados en nuevas situaciones, experimentando con el conocimiento recién adquirido. Se parece a la primera etapa, pero ya con los conocimientos aprendidos, que los participantes pueden aplicar en situaciones simuladas o en proyectos prácticos. Por ejemplo, después de aprender técnicas de negociación, podrían participar en una simulación de negociación para aplicar sus nuevas habilidades.
Los eventos que ofrecen oportunidades para practicar y experimentar en un entorno controlado permiten a los participantes recorrer este ciclo de manera efectiva, consolidando el conocimiento y mejorando la retención.
Los principales aprendizajes que extraemos de este modelo son:
- Enfoque en la experiencia directa. El aprendizaje se cimenta en experiencias concretas, por lo que los eventos proporcionan a los participantes oportunidades para involucrarse.
- Reflexión crítica. Se deben incluir momentos para la reflexión individual y grupal donde los participantes puedan analizar lo que sucedió, por qué sucedió y cómo se puede mejorar.
- Reforzar la teoría y conceptualización. No todo tiene que ser experiencia, incorporar sesiones donde se presenten teorías y modelos que ayuden a los participantes a estructurar sus observaciones optimizará esta dimensión.
- Aplicación activa. Se deben proveer actividades y ejercicios que permitan a los participantes probar y experimentar con los nuevos conceptos y habilidades en un entorno seguro.
- Énfasis en el proceso y no solo en el resultado. El enfoque está tanto en el proceso de aprendizaje como en los resultados obtenidos. Diseñar actividades que valoren el camino recorrido y las habilidades desarrolladas, además de los resultados finales será clave para el éxito.
- Desarrollo de habilidades blandas. Además de conocimientos técnicos, se desarrollan habilidades blandas como la comunicación, el trabajo en equipo, la resolución de problemas y el liderazgo.