Qué es un facilitador y por qué necesitas tener uno en tu evento
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La figura del facilitador surge, ante todo, de la necesidad de hacer mejores eventos y más productivos. Más allá de cubrir la parte logística de un evento, hay que ir más allá y aportar valor al asistente y stakehoders, con lo que el contenido, lo que se lleva el asistente tras el evento cobra cada vez más valor.
Y esto no se consigue sin un programa que se elabore previamente en el que se tengan en cuenta los objetivos a conseguir, qué se quiere transmitir, considerando el formato más adecuado y la forma en que se va a hacer llegar ese contenido. Y aquí es cuando entra en escena la figura del facilitador, el encargado de:
- ayudar a que las interacciones entre los asistentes sean efectivas.
- cuyo objetivo es conseguir que todos los stakeholders involucrados en el evento (no solo asistentes, sino promotores, patrocinadores, prensa, etc.) consigan sus objetivos una vez finalizado el evento.
- es el guía de las experiencias que se van a tener en el evento.
- dirige el proceso para trasladar el contenido a los participantes.
Para conseguir esto no solo sirve con ser espontáneo y tener facilidad de palabra, sino que es resultado de un proceso de trabajo previo en el que se han estudiado los objetivos de los participantes para diseñar un proceso de cómo encauzarlos a lo largo del evento. Un proceso de trabajo previo que se plasma en un guion detallado del evento que lo desarrolla y donde se recoge todo lo que debe ocurrir en el evento para lograr la consecución de esos objetivos. Como ves, no se deja nada a la improvisación.
Además de este trabajo previo, el facilitador debe ser capaz in situ de mantener el ritmo de la sesión, recordar ideas, sintetizar opiniones, contrastarlas y asegurarse de que hay consenso entre los participantes; da y recibe el feedback de los asistentes, además de revisar el orden del día y controlar el timing. De esta forma podemos resumir las habilidades principales de un facilitador durante el evento en:
neutralidad; el facilitador nunca opina ni muestra su posición.
escucha activa de todo lo que se dice.
parafrasear; repite y reproduce lo dicho por los asistentes.
preguntar para reafirmar puntos de acuerdo y asegurar que los participantes han llegado a un consenso.
recapitular para resumir la sesión.
Seguro que ya te habrás dado cuenta de que es una figura más compleja que la de un presentador o moderador, ¿verdad? Si quieres aprender más, tienes una nueva oportunidad de conocer en detalle esta figura en la sesión formativa de MPI en Barcelona que se celebrará el próximo 27 de octubre.