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Puestos de comida para catering

Puestos de comida para catering

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Los puestos de comida no son un concepto nuevo pero ofrecen muchas ventajas para el organizador: flexibilidad, interactividad, variedad…

Los puestos de comida son una excelente solución en caso de querer dar a probar a los invitados diversos platos pero sin que se llenen en exceso. Permiten a los comensales hacer pequeñas catas y pedir más si así lo desean, en vez de servirles un plato determinado que quizás no les apetezca comer. Dos ventajas que comparten con el buffet es que los comensales pueden probar lo que más les apetezca y a la vez se evita el malgasto de comida. A su vez, se pueden presentar en un mismo evento variedad de platos (vegetariano y carne, consistente o más ligero, de diversas nacionalidades…) y servirlos en pequeñas raciones según los gustos de cada uno.

Atractivo visual
A diferencia de un gran buffet, los puestos de comida permiten decorar cada pesto según el tema del evento o del tipo de comida que se sirva: japonés, india, mediterránea, etc. Cada puesto permite una presentación específica, mediante elementos decorativos (cañas de bambú, largas hojas verdes, marisco sobre hielo picado…), luces (del azul helado al rojo fuego, o incluso luces que parpadean) o la misma indumentaria de los camareros. Todo ello colores y motivos decorativos que sin duda ayudarán a despertar el apetito. Otras opciones son la incorporación de logos en los puestos o poner nombres a cada una de ellos según el tema del evento. Por ejemplo, “el rincón de sushi de la empresa ABC”, “el rancho de la empresa ABC”, si se trata de una comida estilo barbacoa, etc.

Presenciar la preparación de la comida es una forma de entretenimiento muy original, ya que permite a los invitados disfrutar de su elaboración. Ejemplos de ello, un chef cortando delicadamente una pieza de pescado y transformándola en delicioso y delicado sushi, o un camarero trinchando carne según las cantidades deseadas. Otras opciones son un jefe de cocina elaborando raviolis frescos con distintos rellenos de acuerdo con los gustos de cada comensal, o bien un cocinero preparando tortillas “en vivo” según petición del invitado: poco hecha o muy hecha, huevos revueltos, o rellenas de los ingredientes que los invitados escojan…

Interacción
El hecho de tener cocineros/camareros en cada puesto facilita la interacción con los invitados. A diferencia del buffet self-service, en los que los comensales simplemente se sirven y regresan a sus mesas, los puestos invitan a formular preguntas sobre la comida que se está sirviendo e incluso confiere un toque de exquisitez al servicio y a la comida, ya que “dan qué hablar”. Para ello, es importante asegurarse que los camareros sean interactivos, abiertos, sonrientes y divertidos, eso es, que puedan improvisar una broma y que transmitan el disfrute por el trabajo que están realizando…

Los invitados también pueden aprender cosas sobre la comida o bebida que se sirva. Por ejemplo, un puesto de vinos puede ir acompañado de un experto enólogo que hable sobre los vinos que se ofrecen y sobre su cultura, y a su vez que otro experto recomiende un tipo de comida según el vino escogido. En España, puedes aplicarlo a las olivas, anchoas o a cualquier producto local que se elabore artesanalmente (otra opción es la cata de aceites, sin duda muy novedosa: ayudar a los invitados a probar un aceite determinado según el tipo de comida que deseen). Los chocolates también cuentan historias: el arte de elaborarlo, la gran variedad de chocolates que existen, los diferentes rellenos, etc. Otra opción es la elaboración de crepes in situ, con rellenos diferentes para que los invitados tengan donde escoger: mermeladas, frutas, salsas dulces…

Crea y divierte… ¡e involucra al público!
Los invitados también pueden colaborar en la elaboración de sus platos. Propón un tema concreto y deja que los invitados compongan su propio plato ellos mismos. Por ejemplo, sirve mini-hamburguesas (un plato muy sencillo) con diferentes salsas para que cada invitado sazone su hamburguesa a su antojo, así como quesos o salsas más inusuales como apio frito, Cambozola y otros quesos artesanales, o pimientos asados. Lo mismo se puede aplicar a las pizzas –dales a tus invitados la masa para que las puedan decorar ellos mismos–, o a las crepes. ¡Los asistentes estarán encantados de participar! (incluso puedes organizar un concurso para que sea más divertido y estimulante).

Otra opción es escoger un alimento en concreto, como pescado, y crear platos a partir del mismo: risotto de pescado, pastel de pescado, barbacoa de pescado…

En definitiva, los puestos de comida transforman un catering en toda una experiencia y es sin duda una opción a tener muy en cuenta. El riesgo clave es el tiempo (en caso de que la comida se tenga que preparar in situ), ya que hay que evitar que los invitados se vean obligados a hacer cola para comer. Por ello, es importante seleccionar platos fáciles de hacer, o también puedes combinar los puestos con un buffet más tradicional, para así asegurarte que ningún invitado se queda sin comer.

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