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Por qué el sector de eventos saldrá más fuerte de esta prueba

Por qué el sector de eventos saldrá más fuerte de esta prueba

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Eric Mottard
¿Cuánto pesa nuestra industria?   Los organizadores se mantienen optimistas para el 2025 pero piden más flexibilidad El mercado de incentivos mira al 2025 con optimismo, sin euforia
“The darkest hour is just before dawn”, cantaban The Mamas & The Papas (la hora más oscura es justo antes del alba). Algo a recordar cuando estamos en una hora sin duda muy, muy oscura para el sector de eventos, probablemente el más castigado entre todos. ¿Qué puede ser nuestra alba, nuestra buena noticia para el futuro? Esta crisis puede, si lo hacemos bien, suponer una serie de evoluciones positivas para este medio de comunicación en el cual tanto creemos y para esta preciosa comunidad de profesionales. ¿Qué buenas noticias nos esperan (y tenemos que provocar)? Por Eric Mottard

La importancia de los eventos se verá más aún. Como una persona puede no darse cuenta en la rutina cotidiana de cuánto quiere y necesita a su pareja y solo se da cuenta cuando esta se va, me parece que todo el mundo sufrirá mucho de ver un mundo sin eventos. Meses sin estos momentos compartidos, estas acciones emocionantes, estas sesiones de trabajo con compañeros, estas celebraciones de grupos humanos, estos concentrados de negocios que suponen los eventos… Me parece que las empresas se darán más aún cuenta de que necesitan conectar, escuchar a sus clientes, crear relaciones. Creo que dentro de un par de meses todos tendremos “el mono”.

Entenderemos lo que son los eventos virtuales. Algunos dicen que esto va a suponer el despegue de los eventos virtuales (ya se probó en 2009 durante la crisis donde conferencias tech e incluso lanzamientos de coches se intentaron hacer online. Solo un año, luego volvieron a lo presencial). Creo justamente lo contrario: muchos probarán y se darán cuenta que la reunión a distancia entre 4 personas funciona, que la presentación del director en streaming está genial, y que acciones de difusión online son un complemento interesante del evento. Pero que si quieres motivar, conectar, crear comunidad, co-crear ideas, tener la atención sostenida de la gente, entender realmente a tu público como las personas que son, pues no. Por favor, lee de nuevo cada uno de estos objetivos y pregúntate qué puedes hacer online.

Párate a pensar en tu último evento. Tomaré como ejemplo un evento sencillísimo: nuestra presentación del estudio de mercado en Barcelona. Una congregación de 200 profesionales de nuestro sector, que se querían ver, saber cómo estaban los otros, animarse, sentirse comunidad, aprender juntos y compartir sus impresiones sobre las conclusiones del estudio y sobre todo el contexto actual. Se creó una química increíble (y esto que el evento en sí era sencillo). Sí, sí, los aprendizajes del estudio se pueden leer, o podríamos hacer un vídeo de la presentación y que todos la vean desde casa. No, no: la presentación era el 10% del evento: el 90% era la congregación humana, la conversación abierta, una persona que te presenta a otra, la “serendipity”. Si la gente buscara en eventos lo que se puede poner online (la presentación), ya no habría eventos, en la era de TED. Que se siga hablando de eventos virtuales cuando hace 15 años que la tecnología para ellos funciona y que no conozco a nadie que haya realmente vivido un evento virtual, me fascina. Dejemos de decir “eventos virtuales” por favor. Hablemos de difusión de contenidos, de pequeñas reuniones por internet, pero por favor, no de eventos virtuales. ¿Qué webinar ya ha conseguido cambiar la gente?

Trabajaremos mejor, y más por objetivos. El teletrabajo es una de las formas de organización que no han esperado esta crisis para crecer. Y supone muchas cosas buenas (mayor productividad cuando uno se tiene que concentrar, adaptación a obligaciones de la vida personal, facilidad logística, etc.). Pero quizás lo que más aporta es una necesidad de trabajar más por objetivos que por horas trabajadas. Y me parece que incluso cuando baje esta locura, los reflejos y modos de organización, orientados a resultados y KPI más que a horas, seguirán, y todos seremos más eficaces por ello. Esta revolución ya estaba en marcha (llegará un día en el cual nos fascinará que se remuneren horas y no resultados), pero esta crisis la puede acelerar.

Vamos a “come together” y hacernos oír. Esta crisis afecta a todos los sectores pero al nuestro más que cualquier otro. Y sufrimos nuestra falta de datos económicos sobre lo que pesamos, lo que aportamos. Vamos a desarrollar más cultura de lobbying (en el buen sentido de la palabra). No nos podemos quejar nunca de no ser entendidos sin reaccionar, definir acciones de comunicación con autoridades, con prensa, con la opinión pública. Publicamos hace poco una carta pensaba para el Presidente del Gobierno, solo es el inicio, como sector de comunicación, tenemos que cuidar mejor nuestra propia comunicación colectiva.

¿Quizás nos llevaremos mejor? En momentos buenos o fáciles, es fácil perder perspectiva y pensar que el competidor o el cliente es el enemigo. Estamos en un mercado propenso a la confrontación, a ver el otro como malo. Veo estos días muchas muestras de cariño y solidaridad, y una conciencia de que estamos en esto juntos. Creo (espero…) que podrá quedar un poco de esta conciencia de sector, esta solidaridad. Tiene que quedar claro que, por mucho que clientes, agencias, proveedores… tienen intereses propios que pueden ir contra el interés del otro, tenemos todos un interés por encima de todo: el evento. ¿Este competidor que quiere ganarme tal concurso? Es ante todo un actor del sector de eventos, alguien que ayuda  a que seamos más fuertes, mejor entendidos. Todos somos embajadores de eventos. Y confío que quedará algo de esto.

Cuatro grandes mejoras. Temas importantes. ¡Tengo ganas que llegue el alba ya!

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