Optimización de costes (Jorge del Toro, Planta 18)
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Las agencias trabajamos en medio de dos grandes corrientes contrapuestas: nuestros clientes y nuestros proveedores. Y si metemos a las mesas de compras de las empresas grandes, lo raro es no ir permanentemente con heridas por ese campo de batalla.
El «bueno, bonito y barato» ha pasado a convertirse en el principal argumento de los clientes a la hora de pedir propuestas. Se requieren acciones creativas, impactantes, a precios desaldo. Explicarles que para ir a 250km/h, se necesita un coche en condiciones, y eso tiene un coste, es una tarea ardua.
Todos hemos entrado en este juego de los precios, que perjudica a todos. A los clientes porque comparan presupuestos, no propuestas y acaban comprando algo que no da la calidad apropiada. Por su parte los proveedores mantienen una postura de fuerza, o por el contrario, tiran los precios para entrar. Y las agencias entramos en el juego de presupuestar cosas que otros han hecho y llevárnoslas por precio. No es la manera de ganar clientes, ni de tratarles, ni de tener una estrategia con ellos.
Cuando nos planteamos una acción, debe mos ser conscientes de hasta qué punto podemos poner en peligro dicha acción por bajar el presupuesto. El valor de la acción muchas veces va ligado al coste de la misma, y es complicado que cuando tocas uno de los dos no se resienta el otro en la dirección contraria. También es cierto que esto ha hecho que nos estrujemos la cabeza, para intentar siempre cumplir la máxima de este trabajo: dar más por menos.