¿Optimismo o realismo?
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Como sabes, intentamos en esta crisis traerte la mejor información sobre lo que se puede hacer (eventos virtuales, híbridos… y físicos), actualizarte sobre las normas y lo que te permiten, y nuestro deporte favorito es cazar los eventos que se llevan a cabo: pensamos que lo mejor para animar al sector a hacer eventos es ver que otros hacen eventos. Así que, más que una fría fuente de información, hemos decidido ser también una fuente de cierto optimismo, que probablemente magnifica lo que apunta a actividad de eventos o recuperación. Ser motor y no solo informador. Muchos lo agradecéis, algunos nos comentáis que vendemos un sueño, que tenemos que ser conscientes que no habrá eventos durante muchos meses. ¿Qué postura es correcta? Unas reflexiones…
Ante todo, no tenemos idea. Como Sócrates… No pretendemos saber el futuro, no te decimos ahora que en noviembre todo irá bien. Y todos tenemos que tener esta humildad: navegamos entre probabilidades, posibilidades. La historia de este bicho ha mostrado que nadie sabía predecir lo que pasaría. Nos toca vivir con probabilidades, lo cual significa simplemente “todo es posible”, no es una predicción.
Obviamente la situación es complicadísima. De hecho tan complicada que casi es motivo de optimismo, de pensar que es fácil que mejore. Julio parece un paseíto comparado con lo que tenemos hoy a nivel sanitario y (más aún) mediático. En este contexto, tras un sinfín de cancelaciones y aplazamientos, imposible no reconocer que hoy la situación psicológica de los organizadores (más que de los asistentes, de hecho, según las primeras experiencias de eventos) no les lleva a plantear eventos.
Y lo peor no es imposible. Sí, es posible que como lo dicen los pronósticos más negativos no haya eventos con cara y ojos hasta el segundo semestre 2021. Ahora, quien esté convencido de ello buscará un trabajo en otro sector. Yo me quedo…
Los motivos para tener (un poco de…) optimismo son múltiples. En desorden: los primeros eventos que se han hecho apuntan a que se pueden hacer tanto a nivel de seguridad sanitaria como de convocatoria. No han supuesto ningún problema de rebrotes. Han tenido un impacto potente en los asistentes (hoy, el hecho de reunirnos y compartir, por mucha mascarilla que haya, ¡es un lujo!). Seguimos… Los tests rápidos van mejorando y bajando de precio, y podrían ayudar. La vacuna avanza (a pesar de mucha incredulidad en la población que no facilitará su difusión). Las empresas están “atrasadas” en su marketing face-to-face y su necesidad está aquí (después de tanto Zoom, será imprescindible conectar de nuevo). Nada de esto garantiza una salida rápida de la crisis, pero todo esto puede ayudar a que haya un poquito de actividad de eventos. No el congreso masivo, pero empezando con eventos más pequeños. Showrooms, road shows, reuniones pequeñas, back to back…
El argumento a favor de seguir luchando. Me pregunto muy a menudo si esta mentalidad de seguir luchando en un mercado tan complicado, de buscar pequeños motivos para el optimismo, es la correcta. Cada uno tomará su decisión. Personalmente estoy convencido de que, sin caer en una alegría beata, lo correcto en este contexto es esta mentalidad positiva. Es buscar unas gotas de agua y ver así el vaso medio lleno. Es aferrarse a las oportunidades que vemos. Es también empujar para ayudar a que vuelva cierta actividad (el “realista” pensará probablemente que no hay nada que hacer, sino esperar). Esta actitud tiene varias ventajas:
- Vives mejor. Si piensas que todo se va a la m… te garantizo que no vivirás muy bien. ¿Qué luego tu optimismo se puede quedar sin resultados? Pues tendrás que aplazar la esperanza algún mes más, ser emocionalmente fuerte en este momento, pero seguir con fe. Pero esto es mejor que estar convencido de que todo irá mal.
- Luchas y captas las pocas oportunidades que hay. Las creas, las provocas, de hecho. Quien piensa que no habrá eventos hasta junio no pillará un evento hasta junio, así de claro.
- Te mantienes (y tu estructura) activo / motivado. Quien no quiere “malgastar” ninguna hora de trabajo tendrá que invernar. Si tengo la oportunidad de trabajar 20 oportunidades para que salga una, me parece valer la pena a nivel anímico. No hay nada que más favorece la depre como quedarse a pensar en lo mal que está todo. La mera actividad tiene mucho valor, aunque no sea rentable.
Obviamente si pienso que la recuperación empezará en septiembre, y no es el caso, estaré decepcionado. Quien no quiere desilusión, que no tenga ilusión.
Seas optimista o no, necesitas la máxima prudencia financiera. Aunque uno piense que cierta actividad volverá pronto… no puede quedarse a la merced de que la recuperación tarde más. El debate sobre el optimismo no quita la necesidad de prepararse para lo peor, asegurar que uno tenga cierto capital, poca estructura de costes, un crédito ICO… Cash no deja de ser king.
Así que perdonad si os parece que os pecamos de optimistas. Sabemos que la situación es complicada, no pretendemos predecir una recuperación inminente. Solo nos parece que luchar y buscar oportunidades es hoy lo mejor que podemos hacer todos.