Marca el ritmo de tu evento con la música
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Amigos para siempre
Todos recordamos el efecto de esta canción de Los Manolos en los JJOO de Barcelona… Una guitarra y mucho arte consiguieron conectar a un público internacional de forma permanente, uniéndolos en un recuerdo muy particular. Jota Bejarano, cantante y actor, nos cuenta que la música es una de las herramientas más eficaces a la hora de romper el hielo y crear conexión entre las personas. En un evento reciente para una farmacéutica, recuerda cómo el público, que venía de países muy distintos y llevaba varios días de congreso sin interactuar, solo necesitó un par de canciones bien elegidas y un ejercicio de coral para lanzarse a hablar entre ellos y sentirse parte de un mismo equipo. Jota enfatiza también el papel del profesional de la música en el evento, que puede llegar a actuar como consultor, sabiendo cómo reaccionan las personas ante qué canciones y eligiendo el repertorio según los objetivos de cada evento. ¡Hasta en Spotify hay que tener una estrategia!
Your song
O más bien, la canción de tu evento. Es lo que obtendrás si llamas a Jerónimo Maesso, un pianista apasionado que se adentra en el mundo de la improvisación en sus actuaciones. Pero no solo hace que el público se despierte y emocione con su talento, sino que su actuación consiste en un feedback constante de ideas entre audiencia y artista, y resulta en un tema inédito y especialmente diseñado a partir de las notas o cifras que sugieren los participantes y que el improvisador convierte en una melodía única de este grupo; una creación conjunta. Un ejercicio que, además de dejar una huella auditiva en la memoria de los asistentes, consigue que el público conecte de forma más personal con el evento, sintiéndose parte incluso del equipo de realización. Además de acabar con una melodía a medida que se podrá utilizar en el post.
Nessun dorma
Que nadie duerma, eso es lo que consigue José Manuel Zapata en sus particulares actuaciones. Famoso cantante de ópera, nos ha sorprendido con sesiones en las que habla sobre la similitud entre los valores del mundo de la òpera y la empresa, invitándonos a dar nuestro ‘do de pecho’ para conseguir aquello que perseguimos. Jose Manuel defiende que sin la música sería imposible transmitir un mensaje, y no le falta razón… ¿Qué sería del mundo del cine y la publicidad sin la música? Nos recuerda que la música es el único arte que nos acompaña desde antes de nacer hasta el final de nuestras vidas, por lo que deberíamos darle un poco más de protagonismo en nuestros eventos…
¡Que el ritmo no pare!
Batucadas, Hakas, danzas… Tumbatá nos comenta que el trabajo en equipo requiere de una fantástica coordinación, por lo que ponen a prueba el ritmo y la musicalidad de cada grupo a través de actividades en las que cada nota y cada persona cuenta para conseguir un objetivo común. Y es que una de las principales teorías del origen de la música mantiene que el motivo principal por el que los humanos recurrimos (¡desde hace más de 6000 años!) a los ritmos y sonidos, es porque consigue motivar al grupo a actuar en conjunto, ya que se ha descubierto que las áreas activas en nuestro cerebro cuando escuchamos música son las del control y ejecución del movimiento. Pero los beneficios de la música para el trabajo en equipo no acaban ahí. Resulta que cuando nos movemos de forma colectiva (en una batucada, por ejemplo), ¡somos más altruistas! Y el altruismo nos hace sentirnos más unidos a los que nos rodean… quizás un par de tambores y nuestro propio cuerpo es todo lo que necesitamos en algunos de nuestros eventos.
A fuego lento
Hace poco estuvimos en el encuentro anual de Travel Advisors, y pudimos experimentar un ejercicio de grupo, musical, precioso. A la hora de la siesta (la mejor para bailar…), Esteban Sanz, compositor y pedagogo, tuvo la misión de hacernos experimentar, a través de la música, que la asociación Travel Advisors conforma una comunidad, un grupo cohesionado. ¿Qué ocurrió? Desde el escenario, empezó a explicar que íbamos a cantar juntos. Cabezas bajas, miradas llenas de pereza y vergüenza…. tres voluntarios que creen saber cantar… Pero se lo toma con tranquilidad; baja del escenario y va pasando entre el público, cantando con aire famoso de película, de forma discreta pero alegre. Parece decirnos que tenemos que cantar, pero tampoco lo exige. Establece contacto visual con algunos, les felicita cuando ve que mueven la cabeza o cantan un poco… Pasan los minutos y, no sabemos cómo, nos vamos animando. “Sabía que todos érais cantantes”, nos anima… Y una vez tiene un coro de ‘artistas’ animados, le va dando ritmo, pide que se cante bajo varios estilos diferentes, nos hace mover el cuerpo, levantar los brazos, etc. Nos sorprende con una introducción a contracorriente. Nos animamos tanto que esta actividad acaba en standing ovation, y le gritamos “otra”. Nos pide entonces que cantemos algo juntos… ¡en latín! Y lo hacemos. ¿El aprendizaje? La paciencia. El espacio que el público tuvo para animarse a participar lentamente, dejando que el espíritu de musical calase sus cuerpos poco a poco. Ya lo decía Rosana, que a fuego lento me haces agua…
Está claro: la música es una herramienta con gran potencial, que consigue conectar con los asistentes a través de la emoción, los recuerdos, la fuerza de un colectivo… Si te estás pensando lo de poner una banda sonora a tu evento, recuerda que todos somos cantantes, y que pocas cosas crean tan buen rollo como el hecho de bailar y cantar juntos. Déjate llevar por el poder de una buena canción y conseguirás que tu público vea el evento como un verdadero stairway to heaven...