Las lecciones de los eventos que mejor crean comunidad
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La importancia de los datos
Conocer a tu audiencia puede ser una de las claves para conseguir que tu público se implique y participe en un evento, contribuyendo así al espíritu de comunidad. Gorka nos cuenta que desde el festival de Cruïlla trabajan con varias herramientas como la tecnología cashless, que les permite, a través de una simple pulsera con la que gestionan todos los pagos en el festival, conseguir toda una serie de información muy útil para descubrir cómo es su público. Saber cómo es la audiencia y cómo se comporta hace que desde el festival se puedan promover algunas acciones adicionales a la propuesta musical, para conectar con estas personas a través de algo concreto y hacerles sentir parte esencial de una comunidad. “La captación de datos y su análisis es esencial para que nosotros podamos construir esta comunidad, por lo que la utilizamos y valoramos muchísimo. Hace dos años, lo que hicimos fue poner en pantallas enormes unos contadores que, en ciertos momentos, contabilizaban la cantidad de personas con un mismo nombre que estaban en el festival. Esta acción tuvo un gran impacto, se trasladó a redes sociales, generamos muchísima conexión entre la audiencia, todos querían buscar a sus tocayos, y hubo un gran movimiento por detectar al único ‘Fermín’ que se detectó el día 7 de julio… Fue una herramienta brutal para crear esa cohesión y conexión entre todos los asistentes”.
Una causa de RSC
Sabemos que el altruismo une, y no hay nada que te haga sentir parte importante de un grupo como luchar por una causa solidaria junto a otros. Aitor comparte su punto de vista desde el mundo de los eSports, que llama la atención como ejemplo en el sector de eventos dada la naturaleza individual y solitaria de los eGames. “Hace poco fue la final de una copa dentro de la LVP, y un equipo de Madrid, el Movistar Riders, diseñó una camiseta especial de color rosa para solidarizarse con el cáncer de mama. La puso a la venta en la tienda habilitada en el evento y se agotaron todos los ejemplares en horas, generando un gran beneficio que estaba destinado a una organización que lucha por esta causa”. Por supuesto, el hecho de sentir que los de tu alrededor van vestidos igual que tú porque les preocupa lo mismo que a ti y quieren hacer un gesto para mostrar su concienciación y solidaridad con la causa, une y crea el sentimiento comunidad. “También es que es cierto que en nuestro sector la audiencia es una generación muy joven y creo con firmeza que este tipo de iniciativas solidarias tienen mucho más sentido y éxito con ellos, porque ya vienen concienciados y listos para ayudar y luchar por lo que creen.”
La continuidad y autenticidad de la relación
En línea con el concepto de tribu que describe Gorka, Ana de Utopicus nos explicó que también utilizan esta idea para conectar a los miembros de sus coworkings entre ellos, puesto que el valor añadido que ofrecen estos espacios, en comparación a un despacho tradicional, es la posibilidad de pertenecer a algo más grande, a una comunidad unida que existe en el día a día de sus miembros. “Seth Godin decía que para crear una tribu hacía falta un interés común y un canal o forma de comunicarse. Nosotros planteamos Utopicus como ese canal, y albergamos comunidades de todo tipo, que siempre asisten para poner en común ideas y desarrollar proyectos sobre un interés común. Ahora hemos lanzado desayunos simultáneos entre ciudades, para que la comunidad vaya más allá del espacio físico y se vincule con la sensación de compartir proyectos e ideas. Pero no queremos cerrar esto solo a coworkers, por lo que que traemos también tribus externas, los meetups, para conectar distintas comunidades y hablar sobre proyectos que se apoyan entre ellos. Además, para nosotros la idea de comunidad es tan intrínseca a lo que somos, que cada vez que vamos fuera, a alguna feria, intentamos recrear lo que es la comunidad Utopicus durante un día. Es decir, lo que hacemos para presentar qué somos y explicar lo que aportamos es traer una trozo de nuestra comunidad e invitar a todos a que formen parte de ella durante un día, a través de actividades, workshops… y así poder entenderla y sentirla”.
Reconocimiento individual
Gorka nos cuenta que en el festival de Cruïlla, donde recurren con frecuencia al concepto de tribu, saben que conocer bien a su público de forma personal es esencial para la identidad del festival. “Uno de los mayores aprendizajes que hemos extraído de nuestra experiencia sobre cómo tratar a nuestra comunidad es que son precisamente las personas individuales las que suman a la comunidad: las diferencias y la pluralidad de perfiles que componen cada tribu”. ¿Qué hacen entonces en el festival para construir el sentimiento de comunidad? Conectar con cada asistente de forma personal, destacando sus diferencias y similitudes al resto.
Gorka añade que a veces el concepto de comunidad nos confunde y solo lo contemplamos como algo muy colectivo, pero es cierto que a veces es importante pensar también en que el mensaje tiene que llegar a nivel individual, por lo que deberíamos también comunicarnos con cada asistente para poder crear comunidad. “Una de las acciones que nosotros realizamos a este nivel individual es que, con la información de la que disponemos, todas las personas que cumplen años durante los días que dura el festival reciben una notificación que les convoca en un sitio y hora concreta para disfrutar de una copa de cava y un pastel de cumpleaños. Este tipo de acción, que es de menor impacto por la cantidad de personas, lo que consigue es que la calidad del impacto emotivo sea mucho mayor: se vuelve perdurable y trasciende más allá del intercambio inicial entre usuario y festival. Aunque el concepto de comunidad no se convierta en el motivo principal de asistencia de forma consciente, ese vínculo emocional que se desarrolla a partir de ella si es la razón por la que muchos vuelven a nuestro festival”.
Compartir momentos únicos e impresionantes
Aitor nos cuenta que en la LVP tienen que ser capaces de demostrar a los propietarios de los juegos (que deben dar permiso para utilizar su obra), que es posible transformar un juego individual que suele pertenecer al entorno del hogar de cada usuario, en una experiencia interesante para otros, que puede vivirse en conjunto. Y una vez consiguen los permisos de los autores, ¿dónde está el foco de atención de un encuentro de esports? ¿Solo en el juego? No, la clave es saber generar pequeñas tribus y comunidades a través de las empresas y profesionales del sector, para que la audiencia desee integrarse y pertenecer a alguna de ellas. Igual que existen los equipos de fútbol en la liga, aquí también necesitaban generar esos clubs que dan lugar a la competición, al sentimiento de pertenencia y orgullo, al fanatismo… “Uno de nuestros eventos más conocidos es la feria de Gamergy en Ifema, donde tienen lugar las finales de las competiciones. Alrededor de la competición final entre los cuatro mejores jugadores montamos multitud de actividades e iniciativas que ayudan a conectar con el público y atraerles al directo. Dentro de la propia feria, los partners instalan sus stands, presentan a sus jugadores, el público se acerca a conseguir autógrafos, a compartir un recuerdo de un gran partido de la liga… Esto es lo que genera realmente el sentimiento de pertenencia, lo que conecta con los jugadores y les hace salir de su casa para unirse a la comunidad de los esports y compartir una experiencia que va más allá de la pantalla”.
Tanto Ana como Aitor y Gorka afirman que el hecho de vivir algo que impresione e impacte es absolutamente necesario poder crear un evento que genere comunidad. Si no creamos ese impacto sensorial (pantallas enormes, tecnologías innovadoras, sonidos envolventes, experiencias multisensoriales…), el evento no tiene ningún añadido emocional para los asistentes. Ellos pueden trabajar de forma individual, jugar a esports o escuchar música desde casa, pero “nunca será lo mismo verlo que sentirlo”.