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La digitalización se hace esperar

La digitalización se hace esperar

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Eric Mottard
La cultura, nueva mina de oro de experiencias   ¿Cuánto pesa nuestra industria?   Los organizadores se mantienen optimistas para el 2025 pero piden más flexibilidad
La próxima vez que escuches la frase “las cosas nunca serán como antes”, ten cuidado. Cambiar cuesta, muchas evoluciones son progresivas y si bien una crisis financiera o una pandemia tienen un impacto indudable, decenas de miles de años de evolución humana nos definen mucho. Así que, durante la pandemia, todos destacábamos que estábamos haciendo este famoso “master en digitalización”, que afectaría a nuestro trabajo (y a nuestros eventos) de forma profunda y duradera. No cabía duda de que parte de la fiebre de eventos virtuales se quedaría después de la pandemia, solo había desacuerdos sobre el nivel. ¿Y qué pasó? Por Eric Mottard

¿Qué queda hoy? Francamente muy poco. Podríamos pensar que más que formarnos sobre digital, durante la pandemia hemos reflexionado sobre la importancia de las relaciones entre humanos. Las empresas de tecnología para eventos destacan que ofrecen sus servicios en eventos presenciales mucho más que en eventos online. Las agencias destacan que estamos en una fiebre de eventos “de roce”, donde el componente social es la clave (y francamente, el brief se queda a veces en “tenemos que vernos”). Se buscan incluso eventos que voluntariamente integran poca tecnología. Vernos parece ser la experiencia absoluta, más atractiva que experiencias tecnológicas. El high-touch, low-tech está de moda.  

¿Un ejemplo? Una ola de contactos con grandes operadores feriales que publicamos hace poco apunta a que la experiencia ferial queda hoy poco digitalizada. Es solo un ejemplo (dentro de nuestro sector de múltiples segmentos) pero vemos que ha vuelto con fuerza. Lo que queda de la crisis no es la hibridación de las ferias, sino la convicción de que los negocios, los hacen humanos, que se tienen que ver, conectar, mirarse a los ojos. La hibridación de las ferias pocas veces va más allá de un streaming de una sesión formativa; la base (la puesta en contacto oferta-demanda) sigue haciéndose en el contacto directo. Si hay que destacar una herencia de la pandemia, paradójicamente no es la digitalización sino el poder del contacto directo.

Hemos aprendido en tecnología, pero también nos hemos dado cuenta de la fuerza del contacto directo, una fuerza atemporal, heredada de las cuevas y que no cambiará porque hayamos hecho unos Zooms durante 2 años. Una fuerza de la cual no éramos plenamente conscientes. De hecho, la próxima vez que vayas a tomar una caña con unos amigos, piensa en lo que está pasando, piensa a qué nivel os sentís próximos, os entendéis, surgen ideas nuevas, o nuevos entendimientos. El contacto directo no es solo algo guay: es una fuerza creativa, empática, emocional, absolutamente increíble.

¿Por qué vamos a eventos? Publicamos un estudio apasionante del German Convention Bureau sobre los motivos de asistencia a eventos, que confirma que fundamentalmente, la dimensión social / el networking es el motivo principal de asistencia a eventos (91%), pero también la generación de ideas, dos cosas que no hemos conseguido todavía hacer online. También publicamos hace poco un (también apasionante) estudio de Mc Kinsey que muestra la importancia de las relaciones para el progreso profesional, el engagement y la motivación de los empleados. Conectar con otros es una clave no negociable del éxito.

Cuidado: queda mucho partido. No subestimemos la fuerza del digital. Una herramienta tan efectiva a nivel económico, tan potente a nivel de reach, con tanto potencial de networking (no olvides que la búsqueda de pareja, el networking absoluto, se hace fundamentalmente online hoy), tanta fuerza para crear comunidad… no ha dicho su última palabra. El director general de IFEMA Juan Arrizabalaga nos alerta sobre el peligro de sacar conclusiones después de estos primeros pasos imperfectos. Sería como sentenciar en 2001, después de las quiebras de las primeras puntocom, que el e-commerce no funcionará. La tecnología seguirá mejorando, nos acostumbraremos, no solo buscaremos pareja sino también clientes y proveedores, online… Todo esto crecerá y lo mejor que podemos hacer es seguir investigando y probando. Si nos encerramos en el roce, otros desarrollarán el networking online que acabará funcionando. Nuestro sector globalmente ha abrazado los eventos virtuales durante la pandemia, pero mira el metaverso con pereza. Será un mercado que captarán otros… No abandones la digitalización, complemento perfecto (y exigente…) de esta joya absoluta que tienes entre manos, el contacto humano directo. Y si hoy vivimos una fiebre de abrazos, tendríamos que estar locos para descualificar lo que nos puede aportar lo digital, y no pensar que es una fuerza de mejorará y que nos podrá aportar muchísimo.

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