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La conversación insoportable (pero inevitable)

La conversación insoportable (pero inevitable)

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Eric Mottard
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Esto será probablemente el artículo más doloroso de mi vida. Porque lo único políticamente correcto y humanamente aceptable es decir que hay que hacer lo que sea para salvar a cada vida humana, y este es el discurso que nuestra sociedad (empresas y políticos a la cabeza) tiene cada día. Pero es una ilusión. Lo queramos o no, las decisiones tienen consecuencias económicas y humanas y siempre intentamos equilibrar las dos. Y si hasta ahora hemos tomado medidas extremas que han protegido mucho a los humanos (con el descenso de muertes que estamos viendo), mantener tanta precaución mucho más tiempo se volverá insoportable. La conversación insoportable será “qué nivel de relajación podemos permitirnos” sabiendo que, sí, tendrá un coste en vidas humanas. Os entrego reflexiones personales, sabiendo que muchos discreparéis, que la muerte es tan insoportable que no parece permitir ningún cálculo frío. Pero no nos engañemos, es una conversación que se volverá inevitable. Por Eric Mottard  

Hacemos arbitrajes, pero no lo decimos. Ningún político lo confesará nunca pero el hecho de tomar medidas que tienen un coste en vidas humanas es algo que hacemos, como sociedad, cada día. La noción es insoportable y nos la escondemos, pero las medidas de seguridad en sitios públicos, los aforos legales, el dimensionamiento de los sistemas de salud, los efectivos de la policía, las normas de seguridad de los coches, etc… todo esto son decisiones que tienen un lado económico y otro humano. Son un arbitraje. Si quisiéramos que nadie muriera, los coches estarían capados a 100km/h, tendríamos 3 veces más médicos por cabeza, y tendríamos ayudar sociales muchísimo más costosas. Pero hemos hecho arbitrajes sin decirlo, ahorramos dinero y mueren unas personas más. Insoportable, no dicho, pero allí está.

De hecho ya estamos en este arbitraje, la protección absoluta contra la pandemia ha acabado, y en todos los países europeos, empezar a relajar el confinamiento es una decisión que sabemos que tendrá un coste en vidas humanas aunque nunca jamás lo reconozcamos. Ya está, hemos aceptado lo insoportable. Ahora solo queda por ver el ritmo.

El arbitraje doloroso. El muy serio The Economist alertaba de esto hace unas semanas, explicando que el Covid-19 iba a suponer para los gobiernos arbitrajes dolorosos, decisiones entre dos opciones imperfectas, un coste económico descomunal de un lado, un coste en vidas humanas insoportable de otro. Y predecía que el coste económico se volvería tan insoportable que sería necesario tomar decisiones pragmáticas y dolorosas a nivel humano. Esto son debates que nuestras sociedades no saben tener, donde la acusación de frialdad es tan fácil que nadie se atreve a estar del lado del pragmatismo… pero son debates que tendremos que tener, sea en abierto o cada uno en su cabeza. Y las peticiones de flexibilización van creciendo, por varios colectivos e incluso por los gobiernos, sin decirlo, incapaces de soportar el coste de este plan Marshall multiplicado.

La crisis mata, pero no se ve. La mítica revista medical The Lancet publicaba hace poco su estimación de que la crisis del 2008–10 ha tenido un impacto de 260 000 muertes adicionales relacionadas con el cáncer en los países de la OCDE. Y esto es solo el cáncer (hay que sumar depresiones, suicidios, otras enfermedades cardio-vasculares, violencias variadas). La crisis tiene efectos demoledores pero que pasan en casa de cada uno y que no vemos como sociedad pero que son muy reales.

El debate será complicadísimo y abierto a mucho populismo. Desde parte de la sociedad americana exigiendo su libertad individual (una tontería si vives en sociedad, tu libertad es la que es compatible con el bien común) hasta el defensor enfurecido del pequeño emprendedor que sufre, hasta el acusador permanente que argumentará que “no se juega con la vida humana”, será complicado tener una reflexión con calma. Y todos estaremos influenciados por nuestro contexto (probablemente yo no escribiría las mismas líneas si trabajara en un ministerio o si fuera profesor, inconscientes de los miles y miles de familias que viven de los eventos).

¿Ahora qué? Imposible para una persona con tan poco conocimiento como yo en asuntos públicos, de seguridad y de sanidad, decir que hace falta poder hacer tal tipo de encuentros en tal fecha. De hecho creo que todos nosotros tendríamos que ser menos “expertos” estos días. Dejemos esto para el fútbol donde todos somos el mejor entrenador del mundo, no podemos exigir fechas, tamaños de eventos, etc. Pero esto sí, nuestro sector como otros piden medidas que permitan volver a trabajar. Tendremos que:

  • pedir y saber argumentar nuestra causa, destacando la importancia de los eventos para la economía, el conocimiento, la cultura, la vida de las empresas y de la sociedad. Nuestro proyecto de identificar los empleos que dependen de los eventos (está aquí: https://event.meetmaps.com/8905603862/es/form, ¡contesta y difunde!) forma parte de esta argumentación. Se tendrá de hecho que coordinar a nivel internacional, algo que hasta ahora no hemos sabido hacer. Este temido arbitraje nos será más favorable si mostramos que somos importantes.
  • ser responsables y mostrar que sabemos minimizar el impacto de lo que hacemos. Tenemos que estar a la vanguardia de la definición de lo que podrán ser eventos seguros mañana, y no dejar que se tomen medidas prohibiendo los eventos sin más, sino definir nosotros lo que queremos hacer de forma responsable, integrando la dimensión legal. Si no hacemos nada, se autorizarán los viajes en metro (cada coche de metro es peor que muchos eventos a nivel de seguridad) pero no los eventos. Tenemos que ser líderes, definir el evento de mañana y no esperar normas que nos caigan encima.

He perdido padres y madres de amigos en esta crisis, y sé a qué punto cualquier cálculo parece insoportable en este contexto. Pero tenemos que poner en la balanza todo el peso que tenemos y liderar la reflexión sobre la vuelta de los eventos. Será duro pero es necesario. Perdón a cualquier persona que he ofendido, sé el dolor que supone esta crisis histórica en la vida de muchos pero es un arbitraje que tendremos que hacer. Y donde tenemos que tener un papel mayor como sector.

 

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