La comunicación visual vale más que mil palabras… incluso en tu evento
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El valor de la imagen
Es sorprendente: la visión es un proceso complejísimo que se traduce en 13 milésimas de segundo (el tiempo que requiere el cerebro humano para procesar las imágenes que el ojo ve), pero Ana García Abad (Ogilvy Health) recuerda en Diario Farma que “el 90% de la información que procesa el cerebro es visual. De ahí que seamos capaces de recordar el 80% de las imágenes, y únicamente el 20% del texto, o el 10% del sonido. Además, nuestro cerebro procesa la imagen 60.000 veces más rápido que el texto.”
¿Ahora comprendes por qué la comunicación visual es tan relevante a la hora de concebir tu evento? Los elementos visuales activan nuestra creatividad, pensamiento y memoria. A través de esta forma de comunicación innata, para la que hemos sido diseñados biológicamente, somos incluso capaces de persuadir, independientemente del idioma a través del que nos comuniquemos. La imagen, además, es un recurso potentísimo para provocar emociones. Una imagen de alegría, de depresión, de angustia, nos puede transmitir esta sensación de forma inmediata, y sobre todo con un recuerdo duradero.
Una muestra de este poder lo tienes en tu propia cabeza: seguro que te acuerdas de la foto de Alan, el niño sirio cuyo cuerpo fue fotografiado sin vida en una playa de Turquía en 2015 y que se convirtió en una de las imágenes que mejor representan el drama de la inmigración en Europa. La crudeza de esta fotografía despertó la solidaridad de millones de personas como nunca antes sobre un conflicto que ya llevaba cuatro años activo. Una imagen cambió la política de acogida de un continente mejor que cualquier cumbre. Esto sí que es poder visual.
Colores y movimiento para atrapar la atención del asistente con una sola ojeada
Ahora que nos hemos concienciado de la necesidad de trabajar la comunicación visual del evento, echemos un vistazo a los elementos clave en los que debemos incidir. ¿Qué es en lo primero en lo que te sueles fijar cuando llegas a un evento? En los colores. La diseñadora y decoradora de eventos Cristina Avendaño recomienda “definir una paleta de colores coherente y limitada, teniendo en cuenta los colores de la marca. Luego hay que añadir colores que contrasten y estén en línea con la paleta seleccionada, para resaltar mensajes clave”. Pero avisa: evitar la sobrecarga visual y los colores muy potentes es clave para no saturar al asistente. “Yo soy muy de elegir la una gama cromática en base al diseño o concepto del cliente. Y de ahí, que todos los colores que use en el atrezzo, flores, etc. sean de esa misma gama: utilizando diferentes intensidades en los tonos”.
Utilizar el movimiento es otra de las formas más efectivas de atraer la atención en un evento. Nuestro cerebro, desde los orígenes de nuestra especie, está programado para protegerse contra cualquier peligro (que suele implicar movimiento); de ahí que nos llame tanto la atención. Para dar dinamismo al evento, incorpora vídeos o espectáculos muy visuales con los que se pueda transmitir el mensaje del propio evento. También tienes la opción de jugar con la ilusión de movimiento. ¡Pero no te pases con estos estímulos! Un exceso de movimiento puede ser contraproducente, provocando distracciones y alejando a los asistentes del mensaje.
Los contrastes, tus grandes aliados
Tampoco nos olvidemos del poder del contraste a nivel visual. ¡No toda la información transmitida en el evento es igual de importante! Establece una jerarquía visual, haciendo resaltar unos elementos sobre otros para comprender a través de un solo vistazo qué contenidos son los más interesantes para el participante. ¿Cómo generar este contraste? Utilizando tipografías distintas o colores diferentes a la hora de remarcar la información escrita.
Si lo que queremos es resaltar elementos en un espacio a través del contraste, esto se puede conseguir incorporando en el lugar piezas decorativas o incluso activaciones que rompan con la estética general del lugar o que, por el contrario, magnifiquen las características del evento. ¡Y no te olvides de las luces a la hora de generar este contraste! Los expertos en teatro lo saben bien, quienes logran orientar la atención de la gente solamente con diferencias de intensidad visual.
Comunicación visual más allá del propio evento
Recuerda que tan importante como el evento en sí son su pre y su post, así que trabaja en la estética de la comunicación que se establezca con el público si quieres causar una buena impresión. En el pre evento, el primer contacto suele realizarse a través de la invitación, así que sácale partido a la tecnología y envía una invitación dinámica. Asegúrate de que los colores de la marca y del evento estén presentes, elige un diseño adecuado para comunicarlo y, si quieres llevar la invitación a otro nivel, prueba a convertir este mail en un juego para el potencial asistente, en el que tenga que superar varias etapas hasta conseguir la invitación.
Lo mismo ocurre a la hora de hacerles llegar la información sobre el evento: utiliza imágenes de ediciones pasadas para que el asistente pueda hacerse una idea de qué ocurrirá. Para mejorar aún más la comunicación visual de tu evento, también añade fotos de los ponentes que participan, en el caso de que los haya y, ¿por qué no? incluye un teaser para mostrar algunos de los preparativos del evento. Por supuesto, cuando acabe el evento envía una encuesta, pero busca formas de hacerlos más dinámicos. Eso sí: ten siempre en mente que exista una coherencia visual en todos los contenidos compartidos sobre el evento: ya sean a través de mails, en la web o en las redes sociales. No te olvides de esta última herramienta de comunicación. Instagram, Facebook o LinkedIn son clave para atraer a un target más amplio. Y la saturación de estas redes es tal que tienes que captar la atención con el ojo, utilizando la identidad de la marca para ser identificable.