Flashmobs y marcas, ¿amor u odio?
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¿Cómo definirías un flashmob?
Eventos hechos por las personas y para las personas.
¿Son consecuencia de las redes sociales?
Las redes sociales han evolucionado hasta el punto de demostrar a las personas que el poder que ofrece Internet es infinito y la comunicación entre seres humanos cada vez tiene menos barreras.
¿Qué cambió el flashmob en el mundo de los eventos?
Convencionalmente pensamos que los eventos de alta asistencia dependen de grandes marcas que deciden patrocinar y esto a su vez permite el pago de diferentes medios para llegar a la mayor cantidad de asistentes. Realmente hemos aprendido que con un buen uso de las redes sociales y entendiendo que el campo de acción es propiedad de las personas y no de las marcas, nos vemos con la posibilidad de utilizar un canal directo con el cual el mensaje llega a un nivel de personalización que antes ni hubiéramos soñado.
Dicho esto, un flashmob es la correcta y natural utilización de las redes sociales para generar una convocatoria sin condiciones, que generan una asistencia desinteresada con el único objetivo de disfrutar de algo. En este contexto, el peligro está en que las grandes marcas aún creen que pagando lo mínimo se vuelven dueñas del espacio y las personas, y entienden que esto les da derecho a utilizar el soporte (sea cual sea) de la manera que ellos vean conveniente y creen que obtienen el derecho de imprimir el logo hasta en la frente de los consumidores.
¿Y si una marca quiere ser parte de un flashmob?
Si una marca quiere ser parte de un flashmob, su presencia debe estar milimétricamente justificada. No podemos pretender simplemente pagar y recibir algo a cambio, ya que en este caso, y es la revolución que han generado este tipo de eventos, las personas se han dado cuenta de que realmente no necesitan de las marcas y su dinero para vivir grandes experiencias.
¿Cómo tiene que ser su presencia?
La presencia de una marca dentro de un flashmob es desinteresada y basada en el respeto que le debemos a los consumidores. Entendiendo el principio de que los consumidores son ahora protagonistas y no simples espectadores, entendemos que para poder divertirnos juntos el beneficio debe ser real y continuo.