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Espicha: el origen del ‘networking’

Espicha: el origen del ‘networking’

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Uno de los principales objetivos de un evento es la interacción entre los participantes, es decir, el networking. Pero, antes que este concepto se pusiera tan de moda y fuera un must en nuestro sector, en Gijón/Xixón el hecho de juntarse y compartir ya era una tradición que tiene como nombre espicha. Los lagares son los puntos de encuentro de estas reuniones festivas y, aunque han pasado muchos años desde su concepción, todavía siguen acogiendo estas congregaciones alrededor de una de las bebidas más típicas de la región, la sidra. Luana Valls Contenido patrocinado por: Gijón Convention Bureau 

Después de pasar más de 90 días confinados y tras tener que lidiar con restricciones y medidas sanitarias extraordinarias, tenemos ganas de reunirnos, de abrazarnos y de volver a vernos las caras. La presencialidad de los eventos va volviendo a la normalidad y el networking está cogiendo más fuerza que nunca, ya que lo que tenemos ganas de hacer al reencontrarnos es hablar y compartir. Como ya te conté en el primer artículo sobre Gijón/Xixón, su gente tiene un carácter especial (evidentemente en el buen sentido), muy abierto y siempre dispuestos a acoger. Y eso viene de lejos. Una de sus tradiciones más antiguas gira en torno a uno de los productos más emblemáticos de la región, la sidra. Para los asturianos la espicha es un evento cargado de simbolismo: “es una oda a la alegría, al compañerismo, a la fiesta comunitaria, compartiendo sidra escanciada directamente de la pipa”.

Tradición centenaria

Como ves, esto de juntarse y celebrar es mucho de Gijón/Xixón. Esta tradición centenaria ha perdurado en el tiempo hasta día de hoy. Durante mi visita a la ciudad, pude conocer dos de los llagares más míticos: Casa Trabanco y Llagar Castiello. En el primero, Nacho (ya te hablé de él), nos hizo una visita guiada por sus instalaciones y nos contó el proceso de producción de la sidra. Después nos dirigimos al restaurante para poder probar en primera persona algunos de los platos más típicos de la región, como la fabada asturiana, una ración bien generosa que nos llenó el estómago y nos recargó las pilas para seguir con las visitas de la tarde. Allí tuvimos la suerte de coincidir con Yolanda Trabanco, directora de Ventas, Marketing y Comunicación de Sidra Trabanco, como habrás podido imaginar por su apellido, miembro de la familia fundadora. Yolanda nos contó que una de sus bodegas (la original) está construida en los cimientos de la casa de sus bisabuelos y abuelos. Nos contó alguna anécdota de su infancia, como que cuando eran pequeñas ella y su hermana jugaban a las casitas dentro de los toneles cuando tenían que limpiarlos; si ves el agujero por el que tenían que entrar realmente piensas que está hecho a medida de niño, pero por allí entran hombres hechos y derechos, como el propio Nacho, cuando llega el momento de limpiar los toneles.

Evolución de los llagares

Yolanda forma parte de la cuarta generación que ha cogido el testigo del negocio familiar. Siendo muy respetuosa con sus tradiciones y con la esencia del lugar, ha sabido darle un aire contemporáneo a Casa Trabanco que se ajusta muy bien a las necesidades actuales. Cuando entras en el llagar puedes imaginarte a sus bisabuelos trabajando allí, pero, al mismo tiempo, no sientes que hayas viajado en el tiempo, sino que lo moderno se mezcla con lo antiguo de una manera natural y armoniosa.

Como decía al principio del artículo, uno de los grandes objetivos de los eventos es el networking y las espichas generan un ambiente perfecto para ello. Su origen viene de cuando los compradores se reunían en los llagares para probar las sidras de los diferentes toneles y ver cuáles se quedaban; los anfitriones acompañaban sus brebajes con algo de picar, como huevos cocidos, tortilla de patatas, tablas de quesos y embutidos… “todo esto ha ido evolucionando hasta el día de hoy, de tal manera que podemos crear un gran evento con todo tipo de comodidades en torno a estos mismos espacios, donde la sidra y la tradición siguen siendo protagonistas”, nos contaba Yolanda. 

El Llagar de Castiello es otra de las opciones que ofrece Gijón/Xixón para poder celebrar una espicha (u otro tipo de eventos, no todo se reduce a las espichas). También se encuentra a las afueras de la ciudad -pero a escasos quince minutos del centro- en un entorno natural y verde (no sé si habrás estado en Escocia, pero aquí nada tienen que envidiarles, sus montañas y prados están teñidos de un verde vigoroso lleno de vida). En este llagar han apostado por fusionar estilos y tendencias para crear diferentes espacios que se adapten a las necesidades de cada cliente. Al llegar, te encuentras con una gran entrada que, personalmente, me recordó a la de un rancho, con un camino bordeado de setos hasta llegar al edificio. La sala principal es amplia y agradable y es donde se nota que han mantenido más la estética tradicional. Para grupos más pequeños, disponen del Mirador, un espacio de ambiente íntimo y cálido con vistas al jardín de la finca. Pero, habiendo visto el lugar, mi recomendación es aprovechar el terreno exterior para disfrutar del entorno privilegiado en el que se encuentran. Tienen dos cenadores con asador y un amplio jardín, donde el networking de tu evento volverá a sus raíces y se envolverá de una atmósfera familiar y festiva.

Pistonuda

La sidra, aparte de ser una bebida muy consumida y distintiva de la zona, se ha convertido en una herramienta para el hermanamiento y la sociedad. Durante mi estancia en Gijón/Xixón no hicimos una espicha como tal. Aun así, tuve la oportunidad de probar diferentes tipos de sidra (piensa que existen unas 500 variedades de manzana; aunque el Consejo Regulador de la DOP Sidra de Asturias contempla exclusivamente 76 como idóneas) y una gran variedad de delicatessen locales, como chorizos a la sidra, merluza, cebollas rellenas de bonito y, como no, un buen cachopo. Si estás pensando en sumarte a esta larga lista de personas que ya han disfrutado de esta honorable tradición (¡no lo pienses más!), deberías ponerte al día con algunas palabras, expresiones y rituales que dejarán a los locales impresionados.

Desde hace años el calendario asturiano está íntimamente ligado a la fabricación de la sidra. En primavera, les pumaraes (las plantaciones de manzanos) florecen; (1) en otoño, se recogen los frutos, es decir, se lleva a cabo la pañada y es cuando surge la magia en los llagares para producir la sidra del año siguiente. Una cosa importante que tienes que saber es que ellos diferencian entre los llagares -que es donde se elabora la sidra- y las sidrerías, que es donde se consume.  Como visitante, podrás, como yo, disfrutar de las sidrerías. Como organizador de eventos, podrás organizar una espicha, que tus clientes no podrán conocer salvo que la organices para ellos. Es un evento al que solo se asiste por invitación de quien organiza. Es un evento exclusivo para un grupo de amigos o de invitados. Como habrás visto, la sidra se sirve de una manera especial y a eso se le llama escanciar y se hace para que se oxigene antes de consumirla. Lo ideal es poner una cantidad moderada, porque se bebe de un trago o, como ellos lo llaman, de un culín. Una vez hayas probado la sidra, solo te quedará decir que está pistonuda (ta de pistón), es decir, que es de buena calidad y que se bebe bien. Aunque también puedes decir ta pa da-y que significa que está tan buena que invita a seguir bebiéndola.   

(1) En primavera se dispone ya de la sidra fruto de la cosecha del año anterior, que corre con alegría en fiestes de prau o romerías y en todo tipo de celebraciones.

 

 Contenido patrocinado por: Gijón Convention Bureau 

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