El último evento de Manel Huertas
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Este “último evento” que menciono en el título es su funeral, en el Tanatorio de Les Corts. Y quizás un día estudiaremos cómo los funerales son un reflejo de la personalidad del fallecido. Creo que nunca he visto tantas lágrimas en los discursos de un funeral (no lagrimitas, no un poco de emoción, no el hecho de parar unos segundos a coger aire: discursos con chorros de lágrimas…), mostrando el enorme cariño que provocaba Manel y aceptando que la emoción se enseña, y no pasa nada. Los que hablaban se dirigían en general a Manel más que al mundo o al público, incluso pegándole bronca por dejarnos tan temprano. Pero sobre todo y más atípico, nunca he visto tantas risas y bromas. Recordaron tal situación en la cual Manel fue insoportable y tal otra en la cual fue adorable, porque Manel podía ser las dos cosas. Nada de protocolo: este último evento fueron personas muy humanas, a flor de piel, despidiendo a una persona muy humana que siempre ha vivido la vida a flor de piel también y que no habría concebido que su funeral no fuera un poco diferente.
Manel no organizó este evento, no solucionó marrones de último minuto, no ideó una experiencia especial, no sufrió con el equipo, no peleó con el mundo para que el evento saliera bien… todo lo que solía hacer. Pero ha dejado su huella en este evento más que en cualquier otro, transmitiendo vía estos tristes portavoces, que la vida son excesos, locuras, pasiones, que un funeral son lágrimas, broncas, risas e incluso palabrotas. Como John Cleese de los Monty Python diciendo que en el funeral de Graham Chapman que Graham no le habría perdonado que desperdiciara la oportunidad de chocar a la audiencia y sacar unas risas ante tanta desesperación (mira el extraordinario vídeo), Manel habría querido este tipo de despedida y casi la tuvo.
Manel había hecho cientos y cientos de eventos, siempre buscando aportar algo diferente. De hecho, sus eventos premiados en los Premios eventoplus son eventos de excesos y atrevimiento, desde un BMW llegando al evento de lanzamiento internacional en helicóptero, hasta la creación de una playa en una sala para una convención de MediaMarkt, llevando toneladas de arena. Hacía falta crear, provocar emoción, sorprender siempre.
Pero más allá de su pasión y de sus excesos, tenemos que destacar su apertura y candor. Manel era Manel, no había doble juego ni postureo, se abría sobre sus inquietudes, retos, miedos, sueños. También recordar su espíritu de colaboración y de generosidad. A nivel profesional (que es la faceta que yo conocía), era una persona de eventos que quería colaborar con otros, construir juntos, se sentía parte de una comunidad y la quería acompañar. Estuvo hiperactivo durante la pandemia con la idea de que todos estábamos en un mismo barco, siempre buscando ayudar, aportar un contacto o una idea pensando que todo se puede conseguir, incluso salvar un sector de contacto directo durante una pandemia. Y si todos sufríamos, esta idea de que estamos juntos, somos una comunidad, ayudaba a que todo supiera mejor.
Pues esto, “larger than life”. Te echaremos de menos, Manel.
Nota: Manel ha fallecido hace ya dos semanas, pero no queríamos escribir algo sin asegurar antes que convenga a los que quedan de la familia Bacus. Mencionar, que la agencia sigue activa, el equipo de Bacus sigue a pie de cañón creando y realizando eventos. Muchos ánimos a tod@s.