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General · Madrid

El face-to-face vuelve al mundo de las citas con OkkO

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La pandemia nos privó de algo que como seres humanos necesitamos: socializar. Vale sí, podíamos vernos a través de una pantalla, pero no nos engañemos, no es lo mismo. En este contexto, hubo un sector de la sociedad que lo tuvo especialmente difícil, los solteros, porque ya me dirás cómo se puede conocer a alguien si no puedes verlo cara a cara. Así pues, con la idea de volver a los “orígenes” del flirteo y las primeras citas, nace OkkO, una plataforma de citas que propone experiencias para que solteros puedan conocerse face-to-face. El próximo 23 de junio organizan su segunda quedada, con las buenas sensaciones que obtuvieron con el primer encuentro ¿surgirá el amor de nuevo? Luana Valls

Hace unos años vivimos el boom de las aplicaciones de citas, Tinder, Grinder, Meetup, Citysocializer, Bumble BFF y un largo etcétera de opciones para los solteros, que vieron en estas herramientas un aliado para ligar. Pasado el tiempo y tras la pandemia muchos se han cansado del hecho de tener conversaciones interminables a través del móvil, que en ocasiones no consiguen pasar de lo virtual a la realidad. En esta línea, según el Center for Human Technology, cuanto más tiempo pasamos en una aplicación o plataforma digital, menos felices nos hace. Y en la lista de las que mayor infelicidad producen, Tinder y Grinder aparecen entre las 10 primeras.

Inspiración

Pablo España y Dani Lobato son dos jóvenes treintañeros que decidieron poner en marcha OkkO, un proyecto de citas que tiene como objetivo “volver a la sencillez, al origen y al cara a cara”. Se inspiraron en dos proyectos ya existentes, uno propio (We are Seekers), del que Pablo es fundador y Thursday, que surgió en 2021 en Nueva York y Londres. Este último nació con la intención de proponer un nuevo paradigma en la búsqueda de pareja basado en encuentros presenciales en diferentes bares, pubs y locales de las dos ciudades, los jueves por la tarde. En este contexto, es fácil entablar una conversación con un desconocido porque todos los presentes están allí por el mismo motivo, conocer gente nueva y pasar un buen rato.

Por otro lado, ‘We are Seekers’ es la comunidad lifestyle que creó Pablo hace diez años, con el objetivo de ser un punto de encuentro y de experiencias para gente que vive y entiende la vida de la misma manera. Desde entonces han realizado más de 230 experiencias en 52 ciudades diferentes. La propuesta de Thursday, junto con su experiencia en la organización de eventos fue el detonante para crear OkkO. “En los encuentros de Seekers surgen empresas y nuevas amistades; uno de mis mejores amigos se casará ahora con una chica que conoció en ‘Los sábados al sol’, uno de nuestros eventos”, nos cuenta Pablo; así que el verano pasado decidieron crear un proyecto parecido a Seekers, pero enfocado especialmente a ligar.

Vuelta a los orígenes

Pero ligar de una manera diferente, “sana, divertida y sobre todo offline”. La idea original era hacer algo parecido al formato de First Dates, pero cuando abrieron la convocatoria de su primer encuentro, recibieron unas 200 peticiones, así que tuvieron que redefinir el formato. Finalmente, se realizó un encuentro con 120 okkeros (60 chicas y 60 chicos) que se reunieron en Madrid, en el restaurante Once nudos. Para romper el hielo y fomentar la conversación, se prepararon varias dinámicas: en un primer momento juntaron a los participantes en mesas de 10 personas y les retaron a descubrir cuál era su punto en común (todos habían respondido lo mismo en una de las preguntas del formulario), después un representante de cada grupo tenía que decir cuál era el grupo al que creía que pertenecían (deportistas, foodies, religiosos…). La idea de esta primera fase era que fluyera la conversación sin que sintieran que estaban (estrictamente) ligando. A continuación, les invitaron a cambiar a un formato más distendido, tipo coctel para que pudieran tener encuentros más individuales. Y para ampliar las posibilidades de éxito a cada uno se les entregó una tarjeta con el nombre de las tres personas con las que tenían mayor compatibilidad. Finalmente, antes de irse todos apuntaron en un papel el nombre de las tres persona con la qué habían congeniado más y lo metieron en una urna. Tras el evento, los organizadores realizaron un cruce de datos para ver si había coincidencias (la equivalencia al match) y si era el caso, se les envió un mail a los interesados con los datos del otro.

Amor a base de datos

Aunque el amor es cosa de sentimientos, también hay lugar para los datos y más en este caso. Ya que, para inscribirse al encuentro, los participantes tuvieron que rellenar un formulario ¿con qué fin? Obtener datos para poder encontrarles a su pareja perfecta. Se trata de un cuestionario con unas 30 preguntas, pensadas para recopilar información personal. La idea es extraer respuestas que “suman” y otras que “restan”, es decir, si alguien pone que le gusta el deporte o la naturaleza y otro también, es un factor que les acerca; por el contrario, si alguien pone que no fuma o que no quiere hijos y otro indica que fuma un paquete diario o que tiene dos hijos… no hay mucho futuro por delante. El algoritmo que están utilizando, todavía es una primera versión y la idea es “ir sofisticándolo cada vez más”, comenta Dani.

 

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