Ecología de altos vuelos
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Finnair anunciaba hace unos días que operaría Ámsterdam y Helsinki con biocombustible al 50%, en lo que es el vuelo comercial más largo realizado con una fuente de energía renovable.
Esta iniciativa estará, probablemente, dentro del objetivo que se ha auto impuesto SkyNRG, la firma proveedora de combustible sostenible respaldada por Air France-KLM Group: abastecer a 10 líneas aéreas, una por lo menos de cada continente, antes de que termine el año, en principio a las líneas internacionales y algunas pocas regionales.
Por su parte Boeing y Airbus, responsables de cerca del 80% de los aviones de pasajeros del mundo, están creando redes de aprovisionamiento de biocombustible a los aeropuertos implicando todas las cadenas de distribución.
La unanimidad y rapidez con que las grandes compañías aéreas han decidido subirse al carro de la sostenibilidad responde a varios factores:
– por supuesto, a una mayor conciencia corporativa, pero también a la presión cada vez mayor que ejercen los reguladores internacionales, como IATA (Asociación Internacional de Transporte Aereo) que marcó el 2050 como techo para una reducción drástica de las emisiones;
– y last but not least, al hecho de que el coste del queroseno supone el 30% de los costes totales de las compañías y es, además, un combustible fósil derivado del petróleo no renovable que se aproxima rápidamente a su