Cuatro consejos de neuropsicología que te ayudan a aumentar el bienestar de tu público
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La risa – ¿Qué pasa en nuestro cerebro cuando reímos? Las carcajadas liberan endorfinas, unos neurotransmisores que genera la glándula pituitaria y que tienen un efecto paliativo en nuestro organismo. No nos equivocamos cuando intentamos hacer reír a alguien que pasa por un mal momento, ¡realmente estamos disminuyendo la sensación física de dolor! Otro de los transmisores que liberamos cuando reímos es la dopamina, una sustancia fundamental para la capacidad de percibir nuestras emociones relacionadas con el bienestar y la motivación. Pero esto no es todo, reír también nos reduce los niveles de estrés, ya que disminuye nuestros niveles de cortisol. En resumen, la risa nos permite paliar el dolor de nuestro público, hacer que se sienta mejor, más motivado y menos estresado. Integrar componentes lúdicos y humorísticos en las sesiones de un evento de contenido denso puede ser la clave para un público más receptivo y comprensible.
La música – ¿Por qué nos gusta más bailar en grupo que por nuestra cuenta? Parece que la música lleva en nuestro mundo más de 6.000 años y no son pocas las teorías que han emergido para explicar el efecto de la música en la evolución. Cuando surgieron herramientas como la resonancia magnética, descubrimos que las áreas que se activan en nuestro cerebro al escuchar música son las del control y la ejecución del movimiento. Esto dio lugar a la idea de que la razón por la que se inventó la música era la creación de una herramienta para motivar al grupo a moverse en conjunto. ¡Y es que cuando nos movemos de forma colectiva tendemos a ser más altruistas y nos sentimos más unidos! Este beneficio evolutivo tiene un gran potencial en nuestro sector, ya que la música puede unir a nuestro público y fortalecer la cohesión de un grupo en actividades de teambuilding. Además, también libera dopamina, que como hemos dicho es esencial para la motivación y es uno de los elementos que causa mayor placer en nuestro cerebro, tanto como la comida o el sexo.
El sueño – Dormir es esencial desde el punto de vista evolutivo. ¿No tiene sentido verdad? ¿Que un animal pase un tercio del día dormido, expuesto a los depredadores, es un requisito? Parece contradictorio, pero mientras estamos despiertos, nuestras neuronas crean nuevas conexiones entre ellas basadas en las experiencias que hemos vivido. Por ejemplo, si un día nos cortamos troceando una cebolla haremos una asociación de conceptos entre la cebolla y el cuchillo que nos ayudará a protegernos en el futuro. Lo que sucede mientras dormimos es que de las miles de conexiones neuronales formadas durante el día, eliminamos las insignificantes y reforzamos aquellas que nos ayudan a sobrevivir para transformarlas en un aprendizaje consolidado. Si durante un congreso médico de cinco días en el que pretendemos formar a nuestro público no dejamos tiempo y espacio para un descanso adecuado, los asistentes no podrán reforzar las conexiones establecidas y nuestro mensaje quedará en el olvido. Además, el sueño tiene un gran papel en la producción de cortisol, la hormona del estrés. Cuando todo funciona de forma correcta, el cortisol aumenta por las mañanas, nos da energía, nos ayuda a empezar el día y disminuye a las pocas horas. Si alteramos nuestro sistema con la falta de sueño, la producción de cortisol se desregula, dando lugar a subidas y bajadas de energía incoherentes con el entorno, irritabilidad e incapacidad de concentración. Teniendo en cuenta estas consecuencias, deberíamos plantearnos la importancia del descanso en nuestros eventos. No solo para los asistentes, sino para los propios organizadores. Si queremos que nuestra energía y la de la audiencia fluya con el ritmo del evento, es esencial que nos permitamos dormir y ayudemos a nuestro cerebro a fortalecer las conexiones que garantizan el éxito de la comunicación. Aunque esto te lleve a renunciar a esta fiesta hasta las 3 de la madrugada que te parece una parte tan importante de tu evento…
Alimentación – ¿Has organizado alguna vez un evento en el que tu público no ha podido ni moverse de su asiento tras la comida? ¿Has llegado a observar asistentes dormidos mientras parecen comprobar sus whatsapps? El cansancio en eventos es una amenaza real, especialmente en la hora de la siesta. Desde hace casi dos décadas sabemos que las neuronas que se encuentran en nuestro hipotálamo son muy susceptibles a nuestros niveles de glucosa. Estas neuronas producen orexinas, una hormona que nos ayuda a mantenernos alerta. Un pequeño bocado a un alimento cargado de glucosa y la actividad de estas neuronas disminuye tanto como para invitarnos a un ligero sueño. Además, la leptina, una hormona encargada de frenar la sensación de hambre que se genera durante la digestión, también tiene un gran efecto sobre nuestra vigilia. Está claro: estar satisfechos nos da sueño. Pero esto no quiere decir que tengamos que pasar hambre durante nuestro evento, solo tenemos que racionar el alimento, seleccionar aquellos bajos en glucosa y realizar actividades que incrementen nuestros niveles de energía y motivación en el momento en el que nuestro cuerpo es vulnerable al poder de una almohada.