¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
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Vivimos tiempos acelerados. Nuestra vida cambia muy rápido y en muchos sentidos: la manera en cómo hacemos ahora las cosas, cómo nos relacionamos, la tecnología invadiendo cada vez más procesos. Además, crecimos con unas expectativas de otras generaciones que no se están dando. Esto hace que la nostalgia esté cada vez más presente.
Añoranza, saudade, morriña, mal du Suisse, Sehnsucht o el blues… en todas las culturas hay una expresión para hablar de este sentimiento de tristeza que experimentamos al recordar algo feliz del pasado. Sus características son iguales en cualquier parte del mundo y las experimentamos desde bien pequeños: a partir de los siete años. Aunque el tono de la nostalgia es mustio, es importante saber que, antropológicamente, las emociones negativas como el miedo, la preocupación, incluso la angustia, son más importantes para la supervivencia, puesto que nos incitan al cambio, a prepararnos ante riesgos posibles. Pero, ¿es un error para nuestra productividad mirar demasiado hacia el pasado? Veamos el lado positivo: la nostalgia tiene muchas funciones que nos ayudan a mejorar nuestra salud mental aumentando nuestro ánimo y energía.
Mejora tu salud
Constantemente nuestras redes sociales nos recuerdan momentos del pasado y es que diversos estudios demuestran que regresar a tiempos felices nos proporciona un lugar cálido y seguro y nos levanta el ánimo. Investigaciones recientes con técnicas de neuroimagen han detectado que al revisar imágenes de nuestra infancia nuestro tálamo activa un mecanismo analgésico para dolor psicológico leve. Así que quizás recordar lo pasado no nos hace sufrir tanto, también alivia nuestros dolores. Además, podría tener una función social: al sentir nostalgia personal o autobiográfica, buscamos más apoyo emocional a nuestro alrededor disminuyendo el sentimiento de soledad. Recordar buenos momentos compartidos te hace buscar repetirlos… y sabemos que la dimensión social es fundamental para el ser humano. Finalmente mejora la respuesta inmune innata reduciendo los niveles de citoquinas proinflamatorias que provocan enfermedades inflamatorias. Nostalgicina de 300mg, por favor.
Fortalece el sentido de identidad propia
Regresar al pasado a revisar experiencias, sin darnos cuenta, funciona como una herramienta de autodescubrimiento, una narrativa que nos da un sentido para entendernos a nosotros mismos, quiénes fuimos, somos y el tiempo que vivimos. En eventos que requieren crear cohesión de equipo (teambuildings, incentivos…) al añadir recuerdos de éxitos pasados reforzamos ese sentido de pertenencia al equipo “si hemos sido capaces de esto antes, ahora lo lograremos porque estamos juntos”.
Conecta con el presente
La mente humana siempre busca su bienestar y se adapta a las circunstancias actuales, que determinan nuestra supervivencia ahora. Por ello, tiene un mecanismo que matiza nuestros recuerdos y los adapta a cada situación. La nostalgia induce a que busquemos aquello que era importante para nosotros y que ahora no tenemos; por tanto, nos ayuda a sopesar todo y detectar lo que realmente importa. También el hecho de ser conscientes en el presente de que en un futuro recordaremos cada momento con nostalgia, nos hará querer exprimirlos al máximo y vivirlos más intensamente. Si utilizas algún recurso para evocar este mensaje, aumentarás el compromiso e implicación de los asistentes a tu evento.
Aumenta el optimismo
Cuando nos enfrentamos a un problema, incertidumbre o momentos de negatividad, los recuerdos felices nos dan un respiro, actúan como un refuerzo positivo arrojando luz a un futuro incierto por el hecho de reencontrarnos con el pasado y ver cómo superamos situaciones difíciles anteriormente. En momentos de crisis, es momento de echar la vista atrás en esa convención y revisar éxitos pasados para insuflar aliento en el equipo.
Además, nuestra mente está diseñada para protegerse a sí misma evitando nuestro sufrimiento. Según el FAB (Fading Affect Bias) o sesgo del desvanecimiento afectivo, los recuerdos emocionales asociados con hechos negativos se eliminan más fácilmente que los positivos. ¿Ha llovido en tu evento? En el momento será un problemón para la gestión, pero cuando pase el temporal (nunca mejor dicho) tus asistentes lo recordarán como una anécdota divertida. Créenos que sabemos de lo que hablamos, todavía estamos traumatizados con aquella tormentosa noche de la gala de los Premios eventoplus…
Crea memorabilidad
Por otra parte, nuestro inconsciente tiene tendencia a recordar los elementos agradables con más precisión y valencia emocional (intensidad) que los desagradables. Incluso inventando detalles, haciendo que recordemos las experiencias pasadas como más optimistas de lo que realmente ocurrieron. Este efecto se denomina como el principio de Pollyanna. Esto justifica más aún que hagas eventos y crees experiencias. Ya sea para comunicar tu marca, para consolidar tu relación con grandes clientes o para motivar tu equipo humano: les ofrecerás como experiencias de 10, las recordarán como experiencias de 12 y nunca será comparable a cualquier otra cosa como un regalo, un bonus o un descuento.
Conecta e inspira confianza
La confianza es LA clave del marketing, ya que cada transacción económica implica un riesgo y por tanto se podría decir que es casi “un acto de fe”. En una época de incertidumbre donde la confianza decae, la nostalgia es un medio que la construye y nos conecta con nuestros deseos de juventud (tiempos más sencillos) y con los deseos comunes con otras personas. Si nos acogemos al concepto ‘consumo nostálgico’, utilizar recursos que transporten a otra época, aumentará el entusiasmo, conexión y compromiso de los asistentes.
La paradoja de la nostalgia
Pero espera, no todo es tan maravilloso… La nostalgia es una emoción paradójica (llegó a ser considerada incluso una enfermedad) y un exceso de la misma puede conllevar ciertos riesgos.
Inmovilismo. En ocasiones la nostalgia puede significar una huida del presente para evadirse de la realidad. Esto se convierte en un problema cuando nos queremos quedar a vivir en ese pasado, nos aferramos y nos impide seguir avanzando. Recuerda que, aunque utilices la nostalgia en algún recurso de tu evento como la temática o el mensaje, en su proceso de ideación deberás seguir incluyendo herramientas creativas y de innovación. El pasado no volverá, hay que ir adelante; limita tus comentarios nostálgicos a unos momentos de la convención, pero no pretendas que esta época (aparentemente) dorada vuelva.
Condicionamiento. También puede condicionarnos negativamente. Por ejemplo, en eventos recurrentes, tendemos a querer repetir aquel evento que recordamos como exitoso e igual corremos el riesgo de acomodarnos demasiado. Por el contrario, aquel evento que en su día fue un fracaso, automáticamente será una idea descartada, quizá sin analizar bien qué circunstancias lo provocaron.
Idealización. No debemos caer en el error de creer que cualquier tiempo pasado fue mejor. Como decíamos, los recuerdos pueden provocar una dulcificación e idealización de recuerdos que hasta puede que nunca sucedieran, evitando que pongamos el foco en ciertos aspectos nocivos de esa misma época. En su clasificación, la profesora de Harvard Svetlana Boym habla de la nostalgia “restaurativa”, una nostalgia histórica que muchos movimientos políticos populistas utilizan como recurso para restablecer una época dorada y gloriosa irreal ¿Quién no recuerda el Make America Great Again?
En definitiva, la nostalgia productiva será la que se denomina como nostalgia ‘reflexiva, que nos permite revisitar las situaciones pasadas con objetividad, siendo conscientes de que en el pasado teníamos cosas que ahora necesitamos o que simplemente las cosas podrían ser diferentes, pero esto nos motiva estados afectivos, conductas y metas con la esperanza de podemos volver a conseguirlas y en definitiva, mejorar nuestra vida futura.
Al final, como todo en la vida, busca el equilibrio: la nostalgia tiene muchas virtudes alineadas con los objetivos de tu evento (cierto optimismo, sentido de grupo, pertenencia, memorabilidad, cierta felicidad o alivio del dolor psicológico…) pero evita que el lema de tu próximo evento sea “Está claro, todo era mejor antes”. Para consejos tan valiosos nos lees, ¿no? 🙂