¿Cuál es nuestro modelo de la formación continua de salud?
Compartir noticia
Escuchar
La historia (algo desordenada) de las últimas medidas de la Administración ha demostrado que las medidas que afectan al mundo de la salud de forma drástica, podían hacerse sin la necesaria consulta a los actores que hoy hacen posible esta formación continua y sin pensar de forma completa las consecuencias de estas medidas. Por esto, el ecosistema de la salud tendría que adelantarse y construir una explicación clara de cómo puede evolucionar la formación continua.
La formación continua en salud se gestiona hoy con un papel central de las sociedades y con una participación de la industria, tanto a nivel financiero como de aportación de conocimientos. Y esta formación se gestiona hoy con:
– Una calidad que queda demostrada por el nivel de nuestro sistema nacional de salud. Es un tema a mejorar sin duda, pero hoy la formación médica en nuestro país es de alto nivel, gracias a una organización que implica a sociedades y a la industria. Esta calidad tiene que mejorar, más innovación se tiene que incluir como hemos visto; el DPC tiene que materializarse con rutas formativas personalizadas, y los formatos tienen que asegurar una calidad cada vez mayor de la transmisión de conocimiento, pero la calidad está aquí.
– Un rigor deontológico innegable, las últimas dos décadas habiendo sido un ejercicio de definición y aplicación de normas de conducta que hacen que hoy los casos de influencia indebida sean poquísimos, y sean perseguidos con resolución. Es un esfuerzo a mantener sin duda, pero ilustra la capacidad de auto-regulación de este sector, imprescindible para que los diferentes actores (especialmente la industria) se auto-regule.
Así que… “si no está roto, no lo repares”, ¿no? Es importante ser siempre inquieto y pensar en cómo innovar y mejorar, pero este sistema donde las sociedades tienen un papel clave y la industria participa (con controles) ha demostrado su calidad y su rigor. Y, desgraciadamente, el Estado no siempre ha demostrado la capacidad de innovación necesaria o la capacidad de gestionar procesos de decisión y alocación de fondos efectivos y libres de influencia.
Pero cuidado: si bien la capacidad de auto-regularse ha quedado demostrada en las últimas dos décadas, para la opinión pública o los actores del mundo político, argumentar “la industria tiene que salir de la formación para que sea pura, y el Estado tiene que tomar el liderazgo”, es fácil. Y frente a esta posible simplificación, tiene que haber una visión clara de una organización de la formación continua como un ecosistema que pone los frenos y límites necesarios para evitar la influencia indebida… pero que utilice el conocimiento de la industria y asegure la comunicación necesaria entre estos actores de la cadena. No se trata de esperar a la próxima medida y protestarla cuando llegue, sino de adelantarse.
De hecho, resulta sorprendente que, en un sistema de necesaria colaboración sociedades / industria, no haya visión común expresada, sino solo comunicados separados. Es innegable que existe un ecosistema de la salud que implica a sociedades, industria, Administración y algunos otros actores; es innegable que una parte esencial de la investigación viene de la industria y, por tanto, que la industria tiene una fuerza de conocimiento y formación que sería absurdo desaprovechar; es innegable que los frenos y controles que se han puesto se tienen que vigilar siempre pero que funcionan; es innegable que la comunicación entre la industria (que realiza la investigación, provee muchas soluciones a las patologías, y financia el sistema de formación contina hoy) y las sociedades es necesaria.
Pero… ¿dónde está nuestra visión común del futuro de la formación continua?
– Tenemos que explicar el rigor del control deontológico (y cómo tiene que evolucionar).
– Tenemos que explicar la aportación en conocimientos de la industria y cómo se integra a la formación.
– Tenemos que explicar cómo los retos de la formación continua, de la recertificación y del DPC se pueden gestionar de forma más ágil, innovadora, ‘tecnologizada’, cualitativa con participación de este ecosistema que ‘desde arriba’.
– Tenemos que explicar por qué la interacción entre industria y médicos es normal, necesaria para asegurar el entendimiento de las problemáticas de los médicos y mejorar la forma de trabajar de la industria.
Nuestra argumentación no será difícil, pero la tenemos que construir.
Estas reflexiones están detrás del proyecto de organización del Healthcare Education Forum, el 24 de enero en Madrid, un evento de un día apasionante sobre el futuro de los congresos y de la formación de salud. ¿Quieres que te mantengamos informad@? Contacta con Mar en mm@eventoplus.com.
Foto de portada: Congreso SEN.